El Día del Poder Judicial encuentra al país inmerso en dolorosas y lamentables situaciones, injusticias, iras, desdenes y excesos, fruto de la falta de diálogo, la prepotencia y la soberbia.
Una de las decisiones adoptadas por el Consejo del Poder Judicial ha sido el abrupto traslado y degradación del conspicuo magistrado doctor Rafael Ciprián y la doctora Dilcia Rosario, honestos, capaces y brillantes miembros del Tribunal Superior Administrativo, institución que se pretende destruir o dictarle órdenes por caprichos políticos y personales para que no actúe conforme a la Constitución y las leyes.
El Consejo del Poder Judicial actuó en forma apresurada, preocupante y al margen de disposiciones constitucionales, legales e internacionales.
Existen en el ocurrente caso, flagrantes atentados al artículo 151 de la carta fundamental, en combinación con los artículos 23 y 71 del Reglamento de la Carrera Judicial, que prohíben el traslado de jueces, sin sus respectivas anuencias. Tal como ha expresado en forma reiterativa el magistrado Ciprián, que su traslado viola los artículos 38 y 51 y 69 de la Constitución y el artículo 18 de la Ley de Carrera Judicial, que establecen que para trasladar a un juez hay que consultarlo, y esto jamás se hizo. Y también la Ley 327-98 prohíbe trasladar a un juez, sin su consentimiento ¡aquí está la verdad y solo ella!.
El doctor Rafael Ciprian puede expresar con orgullo y civismo la honestidad y pulcritud de su accionar: ¨ quien juzga con el decoro que manda la judicatura, experimenta el gozo de estar contribuyendo a darle significado a la institucionalidad nacional, porque abre las puertas a la ciudadanía a iguales oportunidades para hallar equidad en los juicios y con ello, la paz social como tributo a la República y al deber cumplido¨.
De nada vale a los pueblos tener riquezas y fortunas si la justicia es mal administrada, tratando en estos casos de imponer ¨el juez del miedo¨, el caprichismo de algunos que se piensan herederos y dueños de la República, a quienes les decimos que el poder es transitorio y pasajero como la vida misma.
Doctor Rafael Ciprian: ¡No desmayes, porque usted es templo de moral, gloria de la patria, baluarte de la justicia, paladín de la honestidad y un juez de jueces!.
¡Ay!; mientras los corruptos y chupasangre del pueblo no son encarcelados y la impunidad es su mejor aliada, ni mucho menos esposados, contemplamos con pesar a los jueces Awilda Reyes y Francisco Arias Valera ser exhibidos con grilletes en sus manos, aunque aún sin ser condenados, existe en su favor la presunción de inocencia.
El doctor Rafael Ciprian ha sido un juez idóneo, humilde, responsable, viril, trabajador, estudioso, honrado, serio, instruido y honorable, quien ha ofrecido a la nación lo mejor de sus días y debe continuar defendiendo su dignidad y prestigio contra de lo que fuese.
¡Vaya celebración del día del poder judicial!