En el proceso contra los encartados en el caso Odebrecht, el Ministerio Público sufrió dos reveses que debilitan los elementos que sustentan el expediente.
Se trata de la devolución de “La Balbie”, el yate incautado al exministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, como supuesto cuerpo de delito, y el testimonio de la testigo en el sentido de que no encontró nada ilícito en las transacciones de las empresas de Ángel Rondón, Díaz Rúa y Andrés Bautista.
María Álvarez de Maio, analista financiera y testigo de la Procuraduría General de la República, subrayó que en los documentos analizados no encontró ningún acto que comprometiera a los imputados con los sobornos de la constructora brasileña.
El procurador Wilson Camacho se había jactado al señalar que en el proceso se han incorporado 259 nuevas pruebas, pero la devolución de la embarcación y las declaraciones de Álvarez de Maio son dos estocadas contra la acusación.
Los exponentes brasileños que depusieron en el juicio tampoco presentaron pruebas fehacientes sobre los sobornos a los imputados, además de entrar en contradicciones.