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Sánchez Lamouth La poesía y el olvido

Sánchez Lamouth  La poesía y el olvido

Su nombre, Juan, el cantor de los pobres y la esperanza, que nació el 24 de junio de 1929, día de San Juan, por eso bautizado como el Bautista. El poeta de la aldea y el tabernismo cuyos sueños aun desandan por Los Mina, San Vicente adentro. Juan Sánchez Lamouth, el eterno caminante que amuebla sus pasos como fantasma abigarrado que menosprecia el silencio y la vida.
Juan Sánchez Lamouth nació poeta y en Los Mina, se hizo grande transitando los caminos polvorientos de esa barriada, marginado y marginal como un verso que se desangra en el alma.
Lamouth, fue el cantor de los pobres, de la Patria, el dolor y el olvido, inspirado en Los Mina, a la que llamaba la aldea, caminaba por las calles de Santo Domingo cargado de versos y una tercia de ron en el bolsillo. Se codeaba en la calle El Conde con la crema innata de la intelectualidad y compartía sus lecturas con mendigos y prostitutas.
Casi a diario amigos y seguidores lo veían caminar decenas de kilómetros, desde su natal Los Mina hasta la Universidad Autónoma de Santo Domingo, pese a que nunca cursó estudios en esta academia, a donde acudía a participar de las peñas literarias que allí celebraban los jóvenes poetas del momento, entre los que se destacan Mateo Morrison, Diógenes Céspedes y Andrés L. Mateo.
Lamouth perteneció a Los Independientes del 48, cuya temática era parecida a los del llamado grupo o generación del 48. Entre sus compañeros de andanza poética se destacan: Marcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco y Rodolfo Coiscou.
Como Manuel del Cabral, Lamouth fue un poeta intuitivo, un versificador de la cotidianidad, con aguda observación y una extraordinaria sensibilidad. Sobre él escribió el músico y escritor Manuel Rueda: “El romanticismo inicial de sus versos, brumas perdura en su obra y en sus hábitos de vida, lo que hace de él un poeta bohemio e intuitivo, sin tiempo para una formación cultural sólida o para las grandes reflexiones que el arte exige”.
Pero Juan Sánchez Lamouth, menospreciado por algunos e ignorado en su momento por otros hacedores de versos, fue posiblemente uno de los poetas más prolifero del momento histórico que le tocó vivir. Diverso en su poética, como Neruda, igual le cantaba al amor, a la Patria, a un niño deambulando por las calles de su aldea, al dolor, a la eternidad y a la esperanza.
El taller literario que lleva su nombre, coordinado por Felipe Jiménez, lleva a cabo una campaña a fin de que una de las estaciones de la línea 3 del metro que atraviesa Los Mina, sea bautizada con el nombre del poeta más universal de esa barriada: Juan Sánchez Lamouth.
Obras publicadas:
Brumas (1954), Elegía de las hojas caídas y 19 poemas sin importancia (1955); 200 Versos para una sola rosa (1956); Memorial de los bosques (1958); 50 cantos a Trujillo y una oda a Venezuela (1958); Canto a las legiones de Trujillo y otros poemas (1959); Los perros (1959); Otoño y poesías (1959); Granada rota (1960); El pueblo y la sangre (1959); Sinfonía vegetal a Juan Pablo Duarte (1966).
Uno de sus poemas más emblemáticos lo es: “Canto al presentido petróleo de mi patria”. Fue ganador del Premios Nacional de Poesía Gastón F. Deligne, en 1964, con su libro “El pueblo y la sangre”.
Trastornos de salud provocados por el alcohol y su vida un tanto descuidada y desordenada le provocan la muerte prematuramente el 18 de noviembre de 1968.

El Nacional

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