Orto-escritura Semana

Sandra Tavárez y la disposición para el cuento

Sandra Tavárez y la disposición para el cuento

La cuentista Sandra Tavárez.

Mi primer encuentro literario con Sandra Tavárez tuvo efecto en el 2012 porque ambos resultamos galardonados en el segundo Concurso de Cuentos sobre Béisbol, organizado por el Ministerio de Cultura. En ese certamen yo obtuve el tercer lugar y ella ganó una de las menciones con su cuento “Conceptos de sacrificio”. En sus datos biográficos aparece que también había ganado en el primer concurso de cuentos sobre béisbol en el 2008.

Con su libro “Límite invisible”, mi encuentro con esta cuentista adquiere otra dimensión. Este libro permite aquilatar su talento narrativo y su visión de la sociedad y de inmediato puedo decir que hay en ella una escritora que no evade temas y que en su enfoque de las realidades que trata siempre aparece su preocupación por cómo ocurren las cosas.

Su trayectoria literaria revela en Tavárez una buena disposición para la creación literaria, particularmente, para el cuento. La disposición se vincula directamente con la aptitud, que es un desembarazo, una soltura para emprender una determinada acción que alguien tiene a su cargo o necesita realizar. Tavárez muestra proporcionada disposición, que es una condición esencial para escribir cuentos y no tomar esta labor como una afición, sino como un oficio.

Es graduada en contabilidad, una profesión que le aporta poco -no he dicho que nada- a su vocación literaria. No obstante, Tavárez ha venido abriéndose paso para materializar el propósito de expresar lo que tiene que expresar. No se puede ser escritor si uno no tiene algo que decir, diría que la persona podría manejar adecuadamente las técnicas y servirse holgadamente de los recursos formales, sin embargo, si el escritor no tiene nada que decir, no podrá producir su obra.

Y esto es muy importante, porque muchas veces a ciertos escritores se le va la vida pensando en una obra que tienen en su mente y que sueñan escribir, pero que por falta de disposición no la plasman. Reitero que el talento conlleva disposición, van juntos, entonces estoy elogiando de esta escritora su disposición como he podido apreciar en su libro “Límite invisible”.

La narrativa de Sandra Tavárez demuestra que la autora está consciente de que el cuentista tiene una responsabilidad social que consiste en testimoniar su época. Aunque lo cito de memoria, quiero recordar un dicho de Juan Bosch, quien ha escrito en sus Apuntes sobre el arte de escribir cuentos que quien nace con la vocación de cuentista tiene un don que está obligado a poner al servicio de la sociedad.

Es que, sin ser historiador ni periodista, el cuentista recoge la memoria de su tiempo y transmite ideas y sentires colectivos e, incluso, y ahí están los filólogos para demostrarlo, transmiten formas de hablar que representan materia de estudio para los lingüistas, sobre todo cuando del habla popular se trata. Nada como la narrativa para mostrar esos hechos de lengua, esos matices con los que la gente vigoriza su léxico cotidiano. La obra de Sandra Tavárez no está exenta de esto.

Nuestra autora no es ajena a lo que ocurre en su derredor, tampoco se ocupa del realismo fotográfico que reproduce la realidad tal como es. La escritora santiaguera, más bien parte de esos hechos reales para elaborar el texto literario conforme a su sentir, de su conocimiento de la lengua, de su gusto literario y desde luego de sus lecturas. Ella distribuye acotaciones de índole metafísica o surrealista con todo y que estemos hablando de que su obra parte del realismo.

En estos cuentos, se siente vida humana, gente en aeropuertos, gente que disfruta el amor carnal, gente que hace lo que es propio de humanos. Pienso que “Límite invisible”, que creo su primer libro, revela en Sandra Tavárez aptitudes bien definidas para desarrollar en ella una cuentista de gran categoría.