A Roosevelt con cariño
Las personalidades que han impactado en la historia de sus pueblos, no han podido zafarse del influjo de la época que les tocó vivir.
“Las Memorias de Ultratumba” de Francois René de Chateaubriand tienen el sello napoleónico en todo su acento y el gran Oscar Wilde, tuvo que sentir los embates una sociedad victoriana corrupta y de doble moral que nos privó de mayores deleites al provocar la muerte
del genio inlandés
Es así, los grandes hombres reciben fuerzas mágicas que los sellan. Roosevelt Comarazamy no escapa a esa regla universal. Nació en pleno régimen trujillista y ha vivido en carne propia como nos mantenemos jugando a construir una democracia.
En ese ambiente, Comarazamy supo aquilatar las enseñanzas hogareñas y tomar con seriedad absoluta el camino de la superacion personal y luego, entregarse en cuerpo y alma al mundo de los deportes.
Se destacó como atleta de baloncesto, llegando a ser miembro de la selección nacional y abraza apasionadamente la profesión de cronista deportivo. Redactor de altos vuelos, con un dominio absoluto del idioma de Espronceda, narrador ingenioso y de voz agradable, que muestra dominio de las disciplinas en las que incursiona.
De Roosevert hemos disfrutado no solamente su derroche de sapiencia, sino al traductor confiable que nos informa con amenidad.
He recibido con júbilo
la noticia del presidente de Pabellón de la Fama, Dionisio Guzmán, de que el maestro de la crónica deportiva ha sido escogido como un nuevo inmortal para ocupar un sitial en el pabellón de la fama como Propulsor del Deporte.
En esta sociedad, carcomida por la envidia, la ingratitud y el poco reconocimiento a nuestros grandes hombres, se necesitan gestos de esa naturaleza. Y que lleguen a tiempo, para que no se repita otra injusticia como la cometida con Nelly Manuel Doñé, a quien nunca se le reconoció en vida su condición de gran propulsor.
Este justo reconocimiento a Roosevert Comarazamy, no es solamente al maestro de la palabra hablada y escrita, es al hombre que cree profundamente en la amistad. Y lo digo por este comentario que me hizo sobre algunos de sus amigos: “Evidentemente que mi padre siempre estuvo presente en mi formación, Leo Corporán y yo conservamos una amistad desde antes de fundarse el Club Mauricio Baez, Félix Acosta Núnez me llevó de las manos en ocasiones, lo recuerdo con cariño. Miguel Peguero, poeta y columnista de El Caribe, ejerció muy buena influencia en mí. A Luis Ramóm Cordero le estaré eternamente agradecido. Fidencio Garris y Tomás Troncoso son figuras imborrables en todo mi andar en el deporte. Me dijo además: “Los jóvenes de hoy que incursionan en el periodismo y están dedicados a esta profesion, no deben dejar de leer. La clave está en leer, leer
y leer. Hay que conocer el idioma y eso sólo se logra con la lectura”.
Roosevert hizo mención a otras personas que por razones de espacio no puedo mencionar. Ahora bien, una cosa adquiere verdad casi absoluta.
El Pabellón no ha escogido solamente al propulsor del deporte,
sino a un referente ético que cree que podemos ser mejores ciudadanos
y luchar por un mejor país. Felicidades maestro.

