Doñé, un latido de ausencia.-
José Lezama Lima, escritor cubano de fama mundial, muy apreciado por la Revolución Cubana, hasta que escribió su “Paradiso”, nunca se repuso anímicamente de la muerte de su padre.
Para tal ocasión, usó esta hermosa frase: siento el latido de ausencia. Pues anteayer, transcurrieron exactamente seis meses que la sociedad dominicana perdió físicamente al profesor Nelly Manuel Doñé: fundador del Club Mauricio Báez y asesor del Comité Olimpico Dominicano.
Válida es la poética frase de Lezama para todos aquellos que abrevamos de los aportes de Doñé en el sentido más amplio de la palabra.
En cada rincón del Club Mauricio Báez y su Fundación, un latido de ausencia permanece en agradecimiento a quien brindó más de 50 años de su vida tratando de formar vidas útiles.
El profesor Doñé, contrario a Simón Bolívar, nunca pensó que había arado en el mar, pues se marchó con la plena conciencia de que el Mauricio Báez y su Fundación constituían un legado inextinguible en el tiempo.
Él llenaba un espacio en el mundo del olimpismo que sólo Luisin Mejía puede concebir en su verdadera dimensión. Pues Mejía, el presidente del Comité Olimpico Dominicano, fue su discípulo y supo aquilatar el acervo cultural del líder mauriciano.
Indudablemente que en el COD también se siente ese latido de ausencia del que nos habla Lezama Lima.
Su reciedumbre moral, sus conocimientos como técnico altamente calificado, su vocación para enseñar, su afición a los debates de altura, su alto sentido de solidaridad y amor por su patria, harán siempre de él, una figura inolvidable. Ese latido de ausencia se sentira más, en la misma medida en que se deteriore el movimiento deportivo nacional.
Y ese es el gran reto: mantener vivos los principios del juego limpio. Hacer prevalecer la integridad, combatir la corrupción en todas sus manifestaciones y hacer del deporte una vía
de unidad nacional.
Sé que entre los mortales no existe la perfección, pero no hay dudas de que Nelly Manuel fue un ser humano admirable que desde muy joven lo abandonó todo para integrarse a la línea Roja 14 de junio para luchar por su pueblo. Eran días difíciles aquéllos, pero él decidió estar junto
a los campesinos, los obreros, los clubes,
es decir, los de abajo.
En la conciencia colectiva de los dominicanos: decir Nelly Manuel Doñé, es decir Leo Corporán. Es una especie de anverso y reverso. Ellos dos, junto a otros grandes hombres y mujeres, fundaron la monumental obra del club Mauricio Báez y la fundación que lleva el mismo nombre.
El mundo se torna cada día más ingrato, intolerante y con una tendencia aparentemente irreversible a la envidia, pero mientras exista un solo hombre agradecido y el Mauricio Báez cumpla su misión histórica, Doñe siempre será recordado con un latido de ausencia.