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Sombrías perspectivas

Sombrías perspectivas

Luis Pérez Casanova

Ecuador y Guatemala van a elecciones el próximo domingo en dos certámenes marcados por la violencia y la incertidumbre.

El asesinato de tres disparos en la cabeza en en pleno centro de Quito del candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien corría en segundo lugar en algunas encuestas, torna impredecible el proceso en la nación suramericana. Villavicencio, auspiciado por los movimientos Construye y Gente Buena, era un periodista de 59 años que cobró popularidad por sus denuncias contra la corrupción.

En Guatemala el Gobierno del presidente Alejandro Giammattei está decidido, si no a abortar, por lo menos a impedir que el liberal Bernardo Arévalo, hijo del expresidente Juan José Arévalo, gane el balotaje. La principal razón no es otra que el temor a que Arévalo, quien ha prometido acabar con la impunidad y la corrupción, decida en caso de alcanzar el poder investigar escándalos que salpican al actual gobernante y a algunos de sus colaboradores más cercanos.

Con el ambiente que se ha creado no sorprendería cualquier cosa que pueda ocurrir en la nación centroamericana para hacer naufragar los comicios o impedir que los resultados representen la expresión de la voluntad de los electores.

Por el asesinato de Villavicencio, un candidato alternativo, más cercano a la derecha que a la izquierda, se detuvo a seis supuestos sicarios colombianos, quienes habrían sido contratados por alegados narcotraficantes para sacarlo de la contienda. La incidencia del narco en la política da crédito a la versión. Y más aún con el magnicidio en parecidas circunstancias hace poco más de dos años del presidente haitiano Jovenel Moise.

El caso Villavicencio representa una clara señal sobre la urgencia de reforzar al máximo la seguridad alrededor del también candidato alternativo guatemalteco Bernardo Arévalo, quien predica el mismo discurso contra la corrupción, la impunidad y el narcotráfico. Por lo tanto un peligro para intereses creados.

La violencia y la incertidumbre en los procesos electorales de la región se habían reducido considerablemente en la medida que el sistema democrático se fortalecía. Aunque no sin ligeras tensiones candidatos de izquierda y de derecha desarrollaban sus campañas sin temor a atentados o a que los resultados puedan ser manipulados.

Con exgobernantes, exministros y relacionados que enfrentan procesos por enriquecimiento ilícito, lavado de activos y otras prácticas es probable que el temor de la clase política o de las mafias ligadas al poder se haya disparado. El asesinato de Villavicencio y las maniobras para impedir una victoria de Arévalo tornan sombrías las perspectivas tanto en Ecuador como en Guatemala en las elecciones del domingo.