El Gobierno anunció que aplicará una tercera dosis de vacuna contra el coronavirus que deberá ser diferente a la inoculada con anterioridad a los fines de proteger a la población contra nuevas variantes de la covid-19 que ya circulan en varios países, y algunas en territorio nacional.

Aunque el ministro de Salud había adelantado esa posibilidad, y también dijo que las autoridades medirían la efectividad de la vacuna Sinovac, sorprende esa decisión asumida ayer, porque naciones como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y España, aun no aplican tercera dosis.

Al ofrecer la información, la vicepresidenta Raquel Peña dijo que esa inoculación extra será aplicada al menos un mes después de la segunda dosis y que la vacuna debe ser diferente, lo que implica que esta vez la mayoría de la población tendrá que inyectarse otra que no sea la Sinovac china.

Resulta válido el argumento de que en el mundo y aquí mismo circulan varias cepas del coronavirus, algunas altamente contagiosas, pero habrá necesidad de ofrecer mayores explicaciones científicas para justificar el intempestivo anuncio de que se aplicará una tercera dosis a la población con una vacuna diferente.

A la ciudadanía no le quedaría de otra que atender al llamado del Gabinete de Salud de aplicarse la dosis adicional, en el entendido de que con esa iniciativa las autoridades procuran proteger la salud de la población ante el surgimiento de nuevas variantes de la covid-19.

Comida callejera

El Nacional publicó ayer un reportaje sobre el incremento de precios de la comida callejera que consumen diariamente miles de trabajadores en puestos de expendio informales, que convierte esa necesidad alimentaria en un drama social y un viacrucis económico.

El ‘plato del día’ de arroz, habichuelas, carne de pollo, res o cerdo y ensalada, que antes costaba cien pesos se vende ahora a $140, $150 y hasta $200 si incluye bacalao o se desea un plato de sancocho, en tanto que el desayuno, una combinación de plátano, salchichón o huevo, se expende a $60 el servicio.

Un obrero o chiripero que devengue salario mínimo debe disponer al menos de 200 pesos diarios para garantizar desayuno y almuerzo, lo que representa dos mil pesos quincenales, equivalente a un 25% de sus ingresos, faltando aun por resolver el abasto de su familia. He ahí un ejemplo fatídico sobre el alto costo de la vida.