Opinión

“To’ e to’ y na’ e na”

“To’ e to’  y na’ e na”

POR: Chiqui Vicioso
luisavicioso21@gmail.com

 

Viendo el espectáculo entre nuestra fiscal Berenice y la jueza Cristo Cristo, recordé las palabras de Eugenio María de Hostos, en 1872: “La eternidad hace bien en ser paciente. Los momentos pasan; pasan con ellos los hombres; pero siempre llega el día de la victoria de la justicia. Que no lo vea el que por ella ha sucumbido, eso ¿Qué importa? El fin no es gozar el día radiante; el fin es contribuir a que llegue ese día”.

Me repito todos los días, como un mantra, esta frase, en una sociedad que amenaza cotidianamente contra nuestra ecuanimidad y, aunque decido una y otra vez no volver al periodismo y concentrarme en mi último proyecto literario, vuelvo y recaigo porque entiendo que cada vez mas esta sociedad sufre una crisis de valores. No los “valores” acomodaticios que complacen a los sectores mas retrógados de la iglesia tradicional, sino los valores básicos de la elemental decencia.

Creo que lo que aquí existe es una falta de sanción moral y que a los y las corruptos nadie les niega el saludo. Asi se presentan con su cara fresca y si es posible con una bandera, a los lugares de la gente seria y nadie los pone en su lugar: ¡No nos contamine! ¡Y no nos confunda!.

Decía mi abuela que si alguien te acusa de ladrón y no das la cara, no importa lo que hagas, ladrón te quedas y eso parece acontecer con las triquiñuelas de un sistema judicial donde solo tiene carácter de sanción legal lo que algunos insisten tiene carácter de ley, mientras sus gestores les dicen con cinismo a gente importante que muestran su preocupación: «No se preocupen, en este país a nadie le importa la Constitución».

En ese sentido, no importa lo que la jueza Cristo haya pactado, el supuesto dinero que se haya ganado, o los viajes resultantes, Díaz Rúa frente a la opinión publica es un corrupto y ese estigma lo cargarán sus hijos, como lo cargan los hijos de famosos delincuentes de esta sociedad quienes al margen de sus afanes de “honorabilidad” son recibidos en todas partes con el epíteto: “Son hijos de fulano, un gánster, cuidado”.

Por último: No se puede ser implacable con jóvenes de 20,22 y 23 anos, “sicarios” o no, y fusilarlos, cuando aquí no se toca ni con el pétalo de una rosa a los verdaderos delincuentes. A quienes nos han sumergido en una vorágine de desorden moral y sufrimientos económicos, porque somos nosotros quienes pagamos sus desmanes. La persistencia de psicópatas en la Policia habla mal de todos los jefes de la Policia. La seriedad es justicia no apariencia.

El Nacional

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