Antes la preocupación era que los niños se quedaban demasiadas horas frente a la televisión, hoy es diferente, el dolor de cabeza de los adultos es el uso excesivo de los pequeños con los celulares.
Es cierto que éste representa un riesgo para los menores como: contenido inapropiado en internet y contacto con personas extrañas. Pero a pesar de esto como padres les facilitamos el aparato para mantenernos en comunicación cuando inician sus actividades sociales fuera de casa, ya sea por motivos académicos o lúdicos, sin supervisión directa de un familiar o simplemente porque se ha convertido en una costumbre, regalarles teléfonos móviles a nuestros hijos para satisfacer diferentes gustos y utilidades, a veces sin haber discernido si es el momento adecuado.
Esto no quiere decir que no debas controlar su uso, al contrario debes tener varias cosas en cuenta antes de proporcionarles a tus pequeños un móvil.
La psicóloga Virginia Pardilla explica que antes de proporcionar un smartphone a nuestros hijos debemos psicoeducarlos, teniendo en cuenta que la psicoeducación no se restringe a una breve explicación momentánea, sino que consiste en una reiteración sistemática de las ventajas y desventajas de una situación, en este caso el uso del celular, hasta crear una consciencia propia en el joven.
“No debe regalárseles celulares de manera impulsiva o simplemente por satisfacer un deseo o dar respuesta a una presión social, ya que este es un dispositivo que permite accesos a interacciones que nuestros hijos pudieran no saber cómo manejar. También debemos tener en cuenta la madurez de nuestros hijos y el nivel de compromiso con los límites y reglas”, dijo.
Aunque es un dispositivo de apariencia inofensiva puede ser desfavorable para desarrollo de un niño, por representar una puerta abierta a todo un mundo de información que pudiera no corresponderse con la edad del menor.
La experta resaltó que “es muy sabido en el área del desarrollo infantil que la información acerca del mundo debe ser integrada de acuerdo a la edad, para garantizar que cognitiva y emocionalmente las personas estemos preparadas para comprender y discernir los datos recibidos. No todo lo que circula como información ha pasado por un filtro de ética, y por lo tanto, hay datos y distorsiones en el mensaje de algunas páginas, imágenes y textos a los que se tiene acceso a través del internet y de las diferentes aplicaciones a las que se accede a través del celular”.
¿Cómo controlar
su uso?
Limitarles el acceso es una forma de protegerlos, y por lo tanto un derecho de nuestros hijos y un deber nuestro como padres.
“Los límites son aspectos esenciales de la vida de las personas, y sirven para protegernos, no para castigarnos, por lo tanto las medidas de protección a nuestros hijos, incluyendo la limitación en el acceso a los móviles, no debe percibirse como un exceso de control o como una medida exagerada, sino como una medida justa que les debemos a nuestros hijos”, afirmó.
De la misma forma, resaltó que “por un lado, es necesario que el uso de los celulares tenga un horario estipulado. Lo ideal es que estos no se lleven al colegio, para evitar conflictos con la disciplina y distracciones que afecten el aspecto académico. Tampoco es saludable que sea utilizado a horas tardías de la noche, por lo tanto lo idóneo es que se les entregue en las tardes y se les retire al caer la noche. Si aún así su uso interfiere con el cumplimiento de sus obligaciones, éste sería un indicador de que el menor no está listo para manejar este dispositivo ni siquiera en un horario restringido”.
Otras formas de control, que destaca la también educadora y terapeuta familiar, son las que se refieren a los aspectos tecnológicos. “Existen diversas aplicaciones de control parental que impiden el acceso a páginas o informaciones no adecuadas a la edad. También es importante que el menor sepa que no puede bloquear el celular con una clave desconocida por sus padres, y que éstos, como padres que son, pueden acceder a su dispositivo en el momento en que lo consideren oportuno”.
UN APUNTE
Hora de prohibir su uso
Si los niños empiezan a incumplir con sus deberes a raíz de tener acceso al celular, o si vemos que no respetan los límites que les marcamos al momento de entregárselos, tal como llevar estos dispositivos al colegio, y sobre todo si observamos cambios conductuales a raíz de su uso, por ejemplo, aislamiento, desinterés por almorzar o cenar en la mesa, o desinterés por actividades que antes realizaban, y si afectan la dinámica familiar, en especial la interacción y la comunicación, esto indica que el celular, en lugar de sumarles algo a la vida de nuestros hijos, les está restando.