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¿Qué es para nuestro cine Un pasaje de ida?

¿Qué es para nuestro cine Un pasaje de ida?

Tras el fallecimiento de Agliberto Meléndez, el pasado miércoles 2 de julio, queda su obra fílmica principal, Pasaje de Ida, como la piedra angular en que descansa el inicio del cine dominicano contemporáneo. Se puede establecer que es el primer largometraje del cine dominicano.

Este drama, realizado con recursos que el director procuró con sacrificios inenarrables y que incluyó hipotecar su casa y vender su carro Peugeot 1995, es fundamental para la creación de la industria audiovisual dominicana.

Un pasaje de ida (guion de Adelso Cass y A. Meléndez) integró al país al movimiento del cine latinoamericano comprometido socialmente y de altos estándares de producción.

Agliberto Meléndez

Hoy día, a 37 años de su estreno, el jueves 18 de febrero de 1988 en la cadena Caribbean Cinemas, es un testimonio histórico que ha crecido en interés histórico y de valores artísticos singulares por haber iniciado en el cine una serie de figuras que serían fundamentales para la industria, incluyendo a Ángel Muñiz, Nueva Yol, estrenada el 16 de agosto de 1995, iniciando el periodo exitoso del cine dominicano para el género comedia, con la correcta introducción de un arraigado personaje de televisión (Balbuena), además de lograr lo que no hizo Meléndez: establecer un exitoso plan de mercadeo publicitario.

Agliberto Meléndez era más del compromiso artístico y social con su obra. Cuidó al extremo los detalles de su película, dejando escenas que registran imágenes icónicas como la del amasado de la harina en la panadería de barrio con los ritmos de los tubos de metal marcados en la mesa.

Pasaje de ida documenta la vida de la ciudad: su transporte público, el vestuario de época, los tocados del tiempo.

Un pasaje de ida puso a República Dominicana en el mapa mundial del cine. Una vez producida, hizo un exitoso recorrido internacional en festivales, en los cuales cosechó 14 premios.

Refiere Brando Hidalgo, gestor y crítico de cine, que en el 49 Festival de Huelva, edición que se erigía como el gran festival en Europa para el cine latinoamericano, ganó el Premio del Público.

El jurado oficial en Huelva estuvo presidido por Miguel Littin, José Saramago, Álvaro Mutis, Emma Penella y Blanca Guerra.

También ganó mención especial de Radio Exterior de España y Mejor Film de la Federación Internacional de Cineclubes, de la que fuimos jurado ese año.

Ganó el Makhila de Oro en el Festival de Biarritz y luego participó en el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana. También fue la 1ª película dominicana seleccionada por el Museo de Arte Moderno (MOMA), en Nueva York, para la prestigiosa selección de New Directors New Films.

La producción fue seleccionada como una de las 50 películas más representativas de Iberoamérica para el Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana celebrado en México, en 2008.

Inició cine Acroarte
La producción de Agliberto Meléndez fue seleccionada para recibir el Gran Casandra, principal premio otorgado por la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) el 13 de marzo de 1995, por decisión de la directiva que encabezaba José Tejada Gómez (Cheo), aun cuando no existía la categoría de cine en ese galardón, lo que sería establecido años más tarde, cuando tomó cuerpo la producción de estas obras audiovisuales.

No fue la primera
No es justo establecer que es la primera película dominicana profesional realizada en el país. No es así, tal cual lo apunta Alfonso Quiñones, crítico de cine y culturólogo, quien apunta que la primera producción profesional de cine dominicano fue La leyenda de la virgen de la Altagracia (1922), de Francisco Arturo Palau, un fotógrafo dominicano que había adquirido una cámara de cine.

La segunda fue La aparición de nuestra señora de la Altagracia (1923). Ambos documentales con algunas escenas de ficción (docudrama) y la comedia de ficción Las emboscadas de Cupido (1924) del mismo director. Según refiere en su ensayo histórico el padre José Luis Sáez, Historia de un sueño importado.