Editorial Opinión

Una desgracia

Una desgracia

La muerte a balazos del niño Donaly Joel Martínez Tejada, de 12 años, a manos de un agente policial durante un confuso incidente el domingo en Santiago constituye una gran tragedia que consterna a toda la sociedad que reclama rápido esclarecimiento del suceso y sometimiento a la justicia del homicida.

Las autoridades señalan al cabo Alejandro Castro como el agente que habría causado dos heridas de bala que provocaron el deceso del menor, hecho por el cual el Ministerio Público solicitará en su contra un año de prisión preventiva como medida de coerción.

Ese infausto suceso se produjo cuando agentes policiales forcejearon con el padre del menor al intentar incautar equipos de sonido en medio de las celebraciones del carnaval, en la esquina formada por la avenida Las Carreras y calle Mella, de Santiago.

El director de la Policía, Eduardo Alberto Then, ha asumido la investigación sobre lo que definió como mala actuación policial que derivó en un trágico incidente, en el que perdió la vida Donaly Joel, quien disfrutaba del ambiente de celebración el domingo con motivo del carnaval.

El mayor general Then y los oficiales que le acompañan en la investigación de ese lamentable hecho deberían determinar las razones por las cuales es tan frecuente que policías incurran en excesos al momento de lidiar con los ciudadanos.

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Se supone que los agentes son entrenados para ejercer protocolos para el uso en todo momento de la fuerza racional, con énfasis en el diálogo con los ciudadanos, pero la muerte del menor fue provocada por uso excesivo de fuerza letal.

¿Cómo es posible que prevalezca aun en la Policía el criterio de que las multitudes se dispersan a balazos o de que para reducir a la obediencia a un supuesto infractor sea necesario disparar de manera irresponsable sin tomar en cuenta el riesgo de causar una tragedia, como la acaecida el domingo?

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Director de la Policía y Ministerio Público están compelidos a someter de inmediato a la justicia al autor de los disparos que segaron la vida de Donaly Joel, así como de otros agentes que actuaron con negligencia.

Esa desgracia obliga también a revisar el programa de reforma policial, que por lo visto no sirve para nada.

El Nacional

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