Opinión

Una encuesta a boca de urnas

Una encuesta a boca de urnas

Una encuesta a boca de urnas hecha el 20 de mayo de 2012, auspiciada por el empresariado, daba ganador a Hipólito Mejía sobre Danilo Medina. Bajo chantaje y amenaza esos resultados no se hicieron públicos y un comunicador que dirige un noticiario televisivo fue sacado del aire momentos antes de que la Junta Central Electoral iniciara la divulgación de sus “boletines”.

Durante los días 20, 21 y 22 hubo una gran tensión en la población dominicana. Las condiciones estaban dadas para una crisis política igual o mayor a la de 1994, escenario oportuno para en el menor de los casos alcanzar un pacto político que lleve a personalidades independientes a cortes que son hechas a la medida del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana.

Sin embargo, en la noche del 22 de mayo Hipólito Mejía se dirigió al país mediante un breve discurso en el que no dijo (valga la redundancia) lo que tenía que decir. Hizo bien en no reconocer el triunfo de Medina, pero no trancó el juego. Simplemente se declaró líder de la “oposición” y duró un largo tiempo sin hablar. Cuando empezó a hablar fue para dirigir sospechosos elogios al gobierno y al presidente Medina.

La oportunidad de restablecer las instituciones democráticas fue desaprovechada. Y en este momento que la oposición es débil, es un sueño pensar que en las cortes designarían a figuras independientes. No descarto que dejen a la misma JCE sin Eddy Olivares y confirmen también a los miembros del TSE. Otra opción sería la designación de nuevas caras, pero con el mismo perfil de los que están, un mecanismo de entretenimiento a ilusos opositores que creen que pueden llegar al poder sin jugársela.

La ruptura del diálogo es una muestra de que el PLD no consensuaría árbitros, acentuándose el retroceso institucional, razón que motiva a un replanteamiento estratégico de la oposición. En un país carente de instituciones independientes no vale la pena acudir a elecciones, porque anticipadamente se conoce al “ganador”.

Las ausencias del PRD en las elecciones de 1970 y 1974 tuvieron razones sobradas. Participó en las de 1978 porque previamente hizo amarres internacionales que impidieron la continuidad en el poder de Balaguer mediante el fraude electoral. Se impone, pues, una adecuada lectura del momento político y en función de ella diseñar la estrategia para la búsqueda del poder.

El Nacional

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