El caso del niño de 10 años que fue muerto en Santiago durante una balacera es otro desafío para las autoridades sobre la seguridad y el orden en el territorio.

Sin reparar en las consecuencias personas que se desplazaban en un vehículo comenzaron a disparar, según la Policía, contra un supuesto punto de drogas que opera en el sector El Cambronal, en la parte baja de la ciudad.

El niño Kerventz Derosier, de nacionalidad haitiana, fue alcanzado de un disparo en un pie y otro en el abdomen. Un joven de 16 años y otra persona que cruzaba por el lugar resultaron heridos por los disparos realizados por los pistoleros.

En un sistema que garantiza la seguridad y el orden ninguna persona está en lugar equivocado en ningún momento. La muerte del niño y el caso de los dos heridos la Policía tiene que asumirlos como un desafío de la criminalidad al principio de autoridad.

No solo los involucrados tienen que ser detenidos y puestos a disposición de la justicia, sino que hay que incrementar la persecución contra el crimen organizado y la delincuencia.

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El niño Derosier no es el primero que cae en una balacera entre supuestos grupos ligados al narco.