La violencia que determinó el patrullaje mixto de militares y policía continúa encrespada, como si se tratara de un desafío. Apenas horas después de la integración de la guardia a la preservación de la seguridad ciudadana y el orden público varios sucesos estremecieron a la población.
En la carretera Mella desconocidos encapuchados que se desplazaban en una motocicleta abrieron fuego contra los ocupantes de una yipeta, matando a dos e hiriendo a otro.
En Las Américas un comerciante italiano fue muerto a balazos que le hicieron desde un vehículo en marcha, mientras que en el kilómetro 10 de la carretera Sánchez cayó un supuesto asaltante de una joyería y otro que le acompañaba resultó herido.
En Santiago, donde el presidente Luis Abinader prometió llevar paz y tranquilidad a los barrios “al costo que sea necesario” desconocidos penetraron a una ferretería y ultimaron de un disparo a su propietario.
Los sucesos tienen diferentes características, pero se engloban dentro de la ola de violencia que sacude a la población. Si los casos representan un desafío a las autoridades no hay que dar vueltas para entender que la suerte está echada.
