POR: Aida Trujillo Ricart http:
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Refranero español: “El huésped y la pesca, a los tres días, apestan”
Este refrán hace alusión a esas personas que consideran que, una invitación a casa de un amigo, es casi como si se la hubiese dejado en usufructo. Lo cual no significa que no resulte agradable recibir en casa la visita de un buen amigo o familiar y compartir con él unos días.
De igual modo significa causar fastidio, sobre todo si la visita se prolonga demasiado tiempo. Soy de la opinión de que es mejor que “le echen a uno de menos a que le echen de más”. Y pienso que, para quien tenga algo de dignidad, el notar que está molestando, mediante pequeñas señales como pueden ser gestos o silencios prolongados, etcétera, resulta muy incómodo y desagradable. Se suele agradecer la invitación que nos puedan hacer a una casa. Pero es necesario tener el tacto, la delicadeza, y saber que dicha invitación es para un tiempo determinado y no asediar, ni agobiar con nuestra presencia, a nuestros amigos o familiares. Este proverbio nos alerta de cómo comportarnos cuando alguien nos invita, por más placer y amabilidad con la que lo haga.
Es decir que no debemos abusar de la hospitalidad de los demás. Puede “ir de la mano” con el dicho que reza: “Lo bueno, si breve, mejor.” Hay que evitar que nos ocurra lo mismo que a Voltaire cuando un invitado prolongó tres meses su visita al castillo de Farney – La diferencia entre don Quijote y este caballero es que, mientras aquél tomaba las posadas por castillos, éste toma los castillos como posadas. -pronunció. No obstante, este dicho puede también aplicarse a la inversa. Es decir, a veces, ciertos amigos quieren agasajarnos tanto que no nos dejan espacio ni para respirar.
Se ofenden si visitamos, durante nuestra estancia, a otras personas y quieren saber siempre adónde vamos cuando salimos. Si nos apetece dirigirnos a un restaurante o bar que conocíamos, o que pretendemos conocer, nos insisten en que “como en casa no se come, no se está mejor”. Nos ponen en un aprieto pues parecería como si estuviésemos despreciando su hospitalidad. Imagino que, tanto lo primero como lo segundo, a ustedes les habrá ocurrido, al igual que a mí, en alguna que otra ocasión. Aída Trujillo Ricart http://aidatrujillo.wordpress.com/

