El hígado graso, una nueva epidemia
Existen hoy en día una serie de enfermedades que se han convertido en las grandes preocupaciones de médicos y pacientes, debido al gran número de personas que las padecen y a su mortalidad asociada: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, etcétera. El hígado graso, que se caracteriza por un cúmulo enorme de grasa en este órgano, es una de ellas aunque es bastante desconocida.
La esteatosis hepática, que es su nombre científico, hasta ahora se asociaba a ingerir un exceso de alcohol. Mas los científicos han detectado que en una de sus variedades pueden sufrirla quienes no beben. Y han descubierto cosas más alarmantes aún pues también la sufren, entre el 10 y el 15% de los niños y de los adolescentes. La mayorparte de los pacientes no sufre ningún síntoma y, al evolucionar, aumenta el riesgo de cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer.
Un muy reciente estudio hecho público hace poco en la revista científica “Journal of Hepatology” ha manifestado que la enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHNA) es un factor de riesgo para la arteriosclerosis y, por lo tanto, para las enfermedades cardiovasculares. Es decir, que el hígado graso en sí mismo favorece a aumentar dichas enfermedades.
Sin embargo, detectado a tiempo, el hígado graso es reversible, por lo que es necesario conocerlo bien, para evitarlo y, sobre todo para saber si se padece, con el fin de “frenarlo” a tiempo.
Es importante conocer las maneras de eludir esta enfermedad y, asimismo todas las que lleva asociadas, de forma natural. He aquí algunos ejemplos:
Controlar el exceso de grasa abdominal, incluso cuando no se sufre de sobrepeso, el azúcar sanguíneo elevado, la hipertensión y otros casos que le deberíamos pedir a nuestro médico de vez en cuando que investigue mediante un análisis de sangre y una ecografía.
Es importante estar alerta ante la posibilidad de tener hígado graso, incluso si uno es delgado y se siente con un buen estado de salud.
Reducir el consumo de grasas, tal y como aconsejan las autoridades sanitarias, no nos servirá en absoluto para proteger nuestro hígado de esta nueva epidemia que, como he mencionado, es conocida como “hígado graso”.
Parece ser que tomar dos o tres tazas al día de café es una buena estrategia complementaria para mantener alejada esa indeseada grasa del hígado. Procuremos conocer los otros alimentos que deberíamos incluir en nuestra dieta y también los que debemos evitar.
Personalmente no soy una adicta a la alimentación y al modo de vida sano, sin embargo pienso que, de cuando en cuando, es necesario hacerle caso a nuestros cuerpos para conservarnos no solamente más tiempo vivos sino para aumentar nuestra calidad de vida.