POR: Rafael Peralta Romero
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Es una coincidencia
El artículo de hoy ha sido escrito por Erinia Peralta. El texto habla de ella: sensible, llana y profunda. Hace unos días un acontecimiento llamó fuertemente la atención de muchos dominicanos. Una ambulancia que salía del hospital Juan Pablo Pina, en San Cristóbal, hacia el Robert Reid Cabral, en Santo Domingo, fue detenida por media hora por agentes de la Dirección de Control de Drogas. Debido a este hecho, una niña de cuatro meses de edad murió de un paro respiratorio.
La DNCD calificó el hecho como “una fatal coincidencia”, designó una comisión para investigar y explicó que por labores de “inteligencia” daban seguimiento a una ambulancia y por eso detuvieron la que salía del mencionado hospital correctamente rotulada, no obstante el médico a bordo explicar la urgencia de la situación.
Resulta interesante la elección de la palabra “coincidencia” utilizada por la DNCD para darle de lado a un hecho que indigna, hace crujir los dientes y cerrar los puños. Me puse a reflexionar sobre eso y concluí en que sí, probablemente tenía razón; es una coincidencia.
Es una coincidencia que una provincia con tantos habitantes, no tenga un hospital con una sala de cuidados intensivos para niños. Es coincidencia que una menor de edad, con 15 años, sea madre.
Es coincidencia que esta menor residente de un barrio en la periferia de una provincia pobre, barrio que además está conformado por personas reubicadas por ser damnificados de la crecida de un río, se haya visto en la situación de que su hija, que nunca se había enfermado, enfermara justamente ese día.
También es coincidencia que la necesidad de usar una ambulancia haya coincidido con el hecho de que en la Republica Dominicana no existe ningún control sobre quienes usan o pueden tener ambulancias, que no exista un reglamento para el uso de de esos vehículos y que esto dé lugar a que desde hace mucho tiempo las ambulancias se utilicen para transportar drogas.
Además toca la coincidencia de que los agentes asignados para la tarea de “inteligencia” sean los menos inteligentes y los que tienen menos sentido común. Incapaces de dar seguimiento a la ambulancia hasta que llegue al hospital y allí constatar sus sospechas o descartarlas.
Es una coincidencia, que la joven haya nacido en esa provincia, producto de la lotería de cuna a la que el PNUD se ha referido, haya seguido siendo pobre, y le tocara ese día, a esa hora, trasladar a su hija a la capital, a buscar a los especialistas para salvarla y que coincidencialmente se cruzara en su camino la falta de sentido. El reclamo de justicia no pasará.

