Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

Prostitución y política

 

El mismo día que una organización de prostitutas realizó una marcha en demanda de regulaciones para el trabajo de ese sector, la Cámara de Diputados aprobó la ley mediante la cual se autoriza una reforma a la Constitución que elimine el impedimento que pesa sobre el presidente de la República para postularse de nuevo.

El presidente Danilo Medina y su entorno se habían propuesto esa meta, aun cuando por la lógica aritmética parecía imposible, y no escatimaron recursos ni medios para alcanzarla. Aplastaron guardianes, subyugaron guerreros y guerreras y a paso de vencedores arrastraron a dos candidatos presidenciales que ahora no se sabe qué son.

Una trabajadora sexual, eufemismo con el que se llama a las prostitutas, declaró al Diario Libre (3-6-2015) que la suya es una labor común y corriente de la que no se avergüenza. Los legisladores que vendieron su voto al gobierno para la reforma constitucional tampoco han mostrado rubor. Víctor Sánchez, diputado por Azua, quiso poner la diferencia.

Los dos candidatos presidenciales –ambos presiden partidos dizque de la oposición- tal vez pretendan, sin empacho, presentarse como ajenos al pacto por la impunidad suscrito en el Congreso, cerca de la Bolita del Mundo, un punto que está considerado como un ícono del comercio de la carne en Santo Domingo.

La meretriz entrevistada por Diario Libre ha dicho algo digno de atención: “Hice la carrera de Teología y en cualquier lugar puedo dar clases de religión y moral y cívica”. ¿Por qué asombrarse de eso, si en la misma fecha de su ocurrencia el que fuera el partido de más largo historial de lucha por la democracia era sumado al nefasto plan reeleccionista?

Algunos creen que prostituto o prostituta es sólo quien mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero. El verbo prostituir es bien específico: “Deshonrar o degradar algo o a alguien abusando con bajeza de ellos para obtener un beneficio”. Lo mismo pasa con burdel: lugar donde impera la inmoralidad o la corrupción.

Lo que ocurrió en el Congreso Nacional supera en depravación a lo que pasa en los burdeles, con la diferencia de que esto último no corre por cuenta de los fondos públicos. Los cambalaches para reformar la Constitución le resultarán muy costosos al pueblo dominicano. Los espectadores pagamos mientras los prostitutos y proxenetas políticos cobran.

Prostitución es un concepto muy abarcador. Se prostituyen personas e instituciones. Se prostituyen procedimientos y normas. Se prostituyen nombres, incluso de líderes fallecidos. De todo esto ha habido para que el presidente Medina pueda repostularse, pero él lo ignora. Y seguirá tranquilo con su mudez y su fingida inocencia.

El Nacional

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