Opinión

Wally, homofobia e imperio

Wally, homofobia e imperio

Ningún embajador de EEUU, por los intereses que defiende, me resulta grato. Pero entiendo infame la carta de intelectuales y religiosos dominicanos exigiendo la salida del actual Embajador de EEUU, enrostrándole a él y a Obama la defensa de la comunidad gay, lo que no es delito sino opción de vida y derecho inalienable.

De las entrañas del mismo brota un mal olor a discriminación machista, homofóbica, racista, anti-haitiana, que lleva a sus protagonistas al extremo conservador de impugnar simultáneamente el manual de educación sexual de PROFAMILIA y al diplomático gringo que personalmente reivindica su homosexualidad y defiende los derechos de esa y otras minorías bestialmente discriminadas.

Contrasta que los protagonistas de esa cruzada no hayan dicho “ni ji” frente a las prácticas de pederastia del ex –Nuncio Westzolosky y del cura polaco de Juncalito.

Y no lo digo porque el embajador estadounidense no sea criticable en tanto agente de una política imperialista basada en el saqueo, la explotación, el guerrerismo, el terrorismo de Estado, el intervencionismo y la doble moral en materia de corrupción.

Recordemos cuando James Brewster (Wally) tronó en la Cámara Americana de Comercio contra la corrupción local, espacio de no pocos inversionistas norteamericanos, que a base de sobornos logran contratos onerosos, evaden impuestos, compran conciencia, contaminan el ambiente, destruyen la naturaleza, invierten en políticos corruptos y ayudan a los programas de ONGs integradas al sistema de corrupción imperante.¿Quién no conoce las relaciones del poder imperialista estadounidense con Trujillo, Balaguer, Leonel, Hipólito, Danilo y con cuantos políticos envueltos, promotores o protectores de corrupción, impunidad e injerencismo han existido y existen?

¿Quién no sabe que la CIA está detrás de la delincuencia que arropa la DNI, el FBI dentro de la Policía Nacional, y la DEA hermanada con la DNCD?

¿Acaso es mentira el saqueo, el robo de patrimonios naturales, nacionales y culturales que acompañan las “guerras preventivas” e intervenciones “pro-paz y democracia” a cargo de EEUU y aliados?
En el saco de la corrupción hay que meter a empresarios que ofrecen sobornos, corporaciones que compran funcionarios, inversionistas que con respaldo de sus embajadas imponen contratos onerosos, presidentes y cúpulas políticas que montan oficinas de abogados para comprar jueces y embajadas que encubren sus delincuentes preferidos.

Wally no es impugnable por ser gay y defender a quienes son como él. Su problema y el de cualquier otro Embajador estadounidense, es su condición de representante de ese imperio.

El Nacional

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