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12 de octubre

12 de octubre

Susi Pola

Ojalá que tantos infortunios sufridos por el colonialismo hoy recordado sirvan para avanzar en el “descubrimiento” verdadero, porque no se trata ya de contar historias del siglo XV a la manera de quien quiera.

Ojalá que quienes cuentan la Historia, se den cuenta hoy, 6 siglos después, del derecho arrebatado a los pueblos de América que estaban y están aquí.

Ojalá que quienes puedan, por el poder, profundicen desde hoy sobre el derecho que tienen esos pueblos de ejercer sus independencias.

Ojalá que la práctica de timar al pueblo nativo, dueño de las riquezas, arrebatándoselas por la fuerza de armamentos poderosos en nombre de potestades divinas, no se siga repitiendo como hasta ahora.

Ojalá que nadie se adueñe de las tierras y los recursos económicos de otras comarcas, mientras se somete a quienes las habitan originalmente cultural, social, política y económicamente. 

Ojalá que nunca más se reduzca a poblaciones originarias a ser como objetos arrebatados de sus culturas, cosificados como seres humanos dependientes de quienes ganan por la fuerza, la insensatez y la perversidad.

Ojalá que no existan más “descubridores” ni “tierras de nadie” legalizadas, aunque tengan dolientes, para utilizar sus habitantes como mano de obra forzada y acumular riquezas a costa de esa esclavitud.

Ojalá que la sociedad no determine a quienes la conforman por su origen, su color, creencias, orientaciones y que en lo más alto de la pirámide social no esté la gente blanca, la rica, la poderosa, la que habla de Dios sin encontrarlo.

Ojalá que nunca se impongan religiones ni se habilite el exterminio de quienes se nieguen a modificar sus creencias.

Ojalá que la obsesión por el oro no empuje tantas barbaridades de mercenarios, ni leyes creadas que justifican imposiciones y dominios por los medios violentos e irracionales.

Ojalá que todos los pueblos tengan derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, sin que nadie ajeno los intervenga.

Ojalá que, 6 siglos después, se termine la marginación de los pueblos mancillados con la colonización aquella y que se reconozca su derecho a participar plenamente, en la vida política, económica, social y cultural del Estado actual.

Ojalá que este sea un día de reflexión para combatir tantas brechas sociales que aún nos separan teniendo en cuenta el resarcimiento de tantos derechos conculcados.

Ojalá que pudiéramos entender que nadie, ni siquiera en nombre de lo superior, puede abusar, dominar, humillar, someter y ultrajar, mucho menos matar, en ese mismo nombre.