El Código Laboral
Señor director:
Todos los trabajadores/as, pensionados y jubilados, y en general todos los ciudadanos y ciudadanas con espíritu de solidaridad, debemos estar muy atentos para repeler cualquier intento de perjudicar el sector laboral mediante la modificación del Código de Trabajo. Si bien, viejos y nuevos promotores de su revisión han reiterado que no perjudicará a los trabajadores, no hay suficientes razones para creerles. No se conocen antecedentes de patronos, funcionarios públicos ni gobernantes que se hayan destacados por su empaño de favorecer a la clase trabajadora.
Salvo excepciones, lo que ha primado siempre es la intención y práctica de una especie de explotación de los trabajadores, que son efectivos productores de riquezazas. Más allá de la honorabilidad del comité que realiza la revisión y de que el congreso haga los debeates de lugar, no le concebimos suficientes méritos acumulados para apostar a su credibilidad ni buena intención como lo demuestran decenas de hechos anteriores.
Esa apetecida revisión promovida por los patronos y apoyada por sus iguales de poder, solo necesitan una brecha para salirse con la suya quitando y/o agregando a su entera conveniencia lo que más beneficio les genere, importándoles poco o nada el esfuerzo de los trabajadores. Bastaría pasar revista a la lucha que cada dos años libran estos servidores para hacerles un pírrico aumento salarial. El año pasado, por ejemplo, el sector empresarial tuvo la osadía de ofrerecer en primera puja a las centrales sindicales un 5% de aumento. Al cabo de casi seis meses dichas centrales tuvieron que transarse con un lastimoso 11% al salario mínimo.
La cesantía es el tema que más hay que vigilar por cuanto es una conquista que resarce al trabajador, no obstante la alta tasa de rechazo de los empleadores.
Los empleadores olvidan, porque no quieren recordar, que empleadores y empleados se necesitan mutuamente, pues se reportan beneficios recíprocos. En los espacios laborales ninguna de las partes, empleado ni empleador, está de favor, pues mientras el patrono aporta su capital el empleado pone su fuerza de trabajo en sus más variadas manifestaciones. Todos los trabajadores y beneficiarios de estos, deben estar vigilantes hasta el último paso de la aludida revisión, por si se anida alguna trampa como tiro de gracia contra la cesantía u otra conquista laboral.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez

