La ciudad más vieja del mundo –
Actualmente es conocida como Benares, es la ciudad habitada más antigua del mundo. También es una ciudad sagrada de las más antiguas que continúan manteniendo viva su cultura.
Es el mayor centro de peregrinaje tanto del hinduísmo como del budismo. Los arqueólogos creen que tiene más de 4.000 años de antigüedad.
Su nombre original es Varanasi, ya que se encuentra entre los ríos Varuna y Assi (hoy en día inexistente), pero por deformaciones en la pronunciación inglesa derivó en Benares.
La ciudad fue asaltada en varias ocasiones por invasores musulmanes. El emperador mongol Aurangzeb, dio la orden de destruir muchos de los templos antiguos.
Esa es la razón por la que la mayoría de los palacios y santuarios que forman el telón de los ghats (o peldaños) vistos desde el río son construcciones de los siglos XVIII y XIX.
La antigua Varanasi es conocida como la ciudad de los templos y centro de espiritualidad y misticismo. Es sagrada para hindués, budistas y jainistas. Han salido de ella eruditos, filósofos, escritores y músicos de renombre.
Detrás de los ghtas, la ciudad es una mezcla de callejuelas atiborradas, bazares, templos y santuarios.
Es famosa en su educación, por ejemplo, la Universidad Hindú de Benarés, fundada a principios del siglo XX, goza de reconocido prestigio y sigue perpetuando la tradición cultural.
La caótica Godowlia
Al hablar de Varanasi, no podemos hacer a un lado Godowlia o Godaulia, una de las zonas más caóticas de Varanasi, como lo describen muchos viajeros, pues a los lugareños no parece importarles lo desordenado que parece el barrio. Por su área circulan miles de personas, rickshaw, coches, motos, etc., sin respetar en lo más mínimos las leyes de tráfico, porque lo que cruzar la calle sea toda una aventura.
No es raro ver en esta área calles enmarañadas y angostas, sus construcciones semiderruidas hechas de piedra o ladrillos de barro con pequeñas puertas y ventanas.
Estas casas de baja estatura son oscuras y húmedas, que se agradecen en los días calurosos. Cada una de ellas cuenta con varias habitaciones, generalmente superpobladas. A veces en un mismo cuarto conviven abuelos, padres e hijos.
Lo curioso es que para ellos es de lo más normal, y la idea de estar solos ni siquiera les pasa por la mente. La mayoría no tiene baños ni duchas, así que utilizan lugares públicos donde hacer sus necesidades o lugares donde bañarse, como en el río por ejemplo.
La ciudad milenaria está repleta de historia y cultura. Y ha pasado la prueba del tiempo al permanecer de pie, y ser testigo de los grandes cambios del mundo.
Jericó
Para muchos investigadores esta es la ciudad habitada más antigua del mundo y también la más baja del planeta (se ubica aproximadamente a 240 metros por debajo del nivel del mar), cumple sus primeros 10.000 años.
La urbe se encuentra en pleno apogeo turístico y ofrece a sus visitantes una variada oferta arqueológica que los traslada de la modernidad hasta los esotéricos rituales de la remota cultura natufiense.
Jericó se encuentra en el valle del degradado Río Jordán y nombre aparece en la Biblia e impregna de misticismo toda la región desde tiempos inmemoriales.
Así lo indican sus denominaciones semitas -«ariha» en árabe y «yerijó» en hebreo- palabras que, según otras teorías, también podrían aludir a la «fragancia» que se respira en el principal oasis del valle del Jordán, donde se mezclan el perfume de azahar y los aromas cítricos.
El municipio espera que el cumpleaños de la ciudad permita superar el millón de visitantes que registraron el año pasado.
Primera ciudad de Cisjordania que entró al régimen de la Autonomía Palestina durante el fracasado proceso de paz de Oslo entre 1993 y 2000, Jericó fue también la localidad menos afectada por la Intifada de Al-Aksa y, con excepción de un breve período de dos o tres meses, emergió como una isla de paz en medio del mar de violencia que sacudió la región a principios del siglo XXI.
Su regente insiste en que la ciudad es ahora «totalmente segura» y recuerda que los últimos esfuerzos por la paz en Oriente Medio condujeron a la supresión de los controles israelíes, que se localizaban a la entrada de la misma.
Sus primeros pobladores conocidos fueron los natufienses, pertenecientes a una cultura anterior al 9.000 A.C. y a los que siguieron una serie de tribus del periodo Neolítico Pre-Cerámico, las cuales dejaron edificaciones aún visibles en el yacimiento de Tel As-Sultán.
Los restos arqueológicos muestran la expansión de sus murallas realizadas aproximadamente en el 1.700 A.C., un indicio de prosperidad, pero Jericó fue de nuevo destruida 150 años después y quedó abandonada hasta el Siglo IX antes de nuestra era.