Editorial

¡A las urnas!

¡A las urnas!

Todos los caminos conducen hoy a las urnas donde los dominicanos ejercen  uno de los derechos más preciados de la democracia, el de escoger libremente  a sus autoridades de elección popular, en comicios que han de ser libres y transparentes y cuyos resultados reflejarán la voluntad libérrima de los electores.

Son muchas las naciones cuyos ciudadanos anhelan ejercitar con plena libertad el derecho a elegir y ser elegidos, saberse empoderado de la prerrogativa de decidir su propio destino a través del poder que otorga el voto, una conquista democrática que no debería inhabilitarse o extraviarse por  causa del desuso.

La abstención electoral no es ni ha sido nunca opción en ninguna democracia, porque el poder del sufragio es intransferible y porque la indiferencia ciudadania es una vergüenza incompatible con una sociedad que aspire siempre a consolidar su ensamblaje institucional.

 Las urnas de más de 16 mil colegios electorales reciben desde las 7:00 de la mañana a 8.1 millones de electores, incluidos a los dominicanos residentes en el exterior de quienes se dice que viven allá pero sus corazones pernoctan aquí, en una gran jornada cívica que esta vez procura la renovación del Poder Municipal.

El primer deber del sufragante es cumplir a pie de letra con el protocolo instituido por la Junta Central Electoral (JCE) para que las votaciones transcurran en orden, como la de acudir a los colegios con cédula de identidad a mano, y aguardar su turno para ejercer su derecho al voto, que ha de ser personal y secreto.

Partidos y candidatos están compelidos a cumplir la resolución de la JCE que prohíbe cualquier manifestación o expresión de publicidad o propaganda proselitista, en el entendido de que el carnaval electoral concluyó el jueves a la medianoche.

La JCE ha prometido que a partir de la 8:00 de la noche, y con intervalo de 15 minutos, divulgará boletines sobre resultados de las votaciones en 158 municipios y 235 distritos municipales, por lo que se augura que en tiempo relativamente breve la ciudadanía habrá sido enterada del veredicto final en cada demarcación.

La población debería convertir el deber de ejercer el derecho al voto en una obligación que debe cumplirse con elevado sentido cívico y como contribución al fortalecimiento del espacio democrática que tanto sacrificio ha costado a generaciones pasadas y presentes.  ¡A las urnas, pues!

El Nacional

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