Editorial

Acertijo

Acertijo

A las múltiples reservas sobre la necesidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo acaba de agregar un acertijo al calificar de “sofisticada”, sin entrar en mayores detalles, la economía dominicana. En medio de la incertidumbre que cunde en amplios sectores lo más normal es que muchos se interesen en saber ¿qué habrá querido decir el representante de la entidad al utilizar el término?

Sofisticado se define, en una de sus acepciones más usuales, como muy refinado y elegante y, en ocasiones, falto de naturalidad. Pero como las propiedades de la lengua no sólo son descriptivas, sino también connotativas, habría que ver el contexto en que el representante del FMI en el país, Mario Dehesa, empleó la compleja expresión.

Que se intuya que a causa del déficit fiscal en que se incurrió durante las elecciones y las presiones de la deuda externa e interna la economía ronde el precipicio, a diferencia de la solvencia que proclamó el saliente presidente Leonel Fernández, ni define la situación ni justifica un acuerdo con el FMI que contemple una reforma  para incrementar las recaudaciones.

Antes de despedirse Fernández también propició un presupuesto suplementario por 71 mil millones de pesos, aparte de 500 millones de dólares para subvencionar el sector eléctrico, con el propósito de enfrentar el déficit que se había generado en los primeros cinco meses de este año. Aún así, las actuales autoridades, no se sabe si sobre la base de un silencio estratégico, han rehusado explicar cuál es la real situación financiera.

Pero en las mismas conversaciones con los representantes del FMI no han tardado en asomar las contradicciones. Mientras los representantes del organismo alegan que ya conocen a República Dominicana, el ministro de Economía dice que los integrantes de la misión todavía no se han formado un juicio de cómo anda la situación.

Quizás lo que hayan determinado es que las estadísticas no son reales. Y en ese sentido se puede especular un poco sobre la expresión de que la economía es sofisticada, habida cuenta de que las informaciones que se les han proporcionado en las diferentes reuniones no se corresponden con la realidad.

Con una simple expresión el FMI ha enmarañado más la situación. Que sea peor de lo que pueda suponerse no justifica, en modo alguno, un pacto con el organismo como salida a la crisis. Si las actuales autoridades prefieren callar para no establecer responsabilidades, pueden tal vez con la supresión de una amalgama de entelequias y múltiples privilegios que no tengan necesidad de crear ni aumentar impuestos para obtener recursos suficientes  para cumplir, por ejemplo, con la ley que asigna el 4% del PIB a Educación.

Son las autoridades las que tienen, por supuesto, que despejar la amalgama de interrogantes que han propiciado y que en realidad se ciernen sobre la economía. Es su responsabilidad.

El Nacional

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