Opinión

Adiós tía doña Luz

Adiós tía doña Luz

POR: Domingo Porfirio Rojas Nina
rojasninasc@hotmail.com

 

Envuelta en tus virtudes sacrosantas, el lábaro divino de tus sabias enseñanzas, cátedras majestuosas que nunca olvidaremos, abrasada a Jesús te entregaste sin temor la tarde del lunes 12 de los corrientes así. “El señor es mi pastor, nada me faltará, salmos 23. Y también antes de exhalar tus últimos suspiros, te llevaste en ti en ese instante silencioso y profundo, el amor de tus entrañas: tus idolatrados hijos Frank, Úlda, Domingo, Enoc y Ruth, estos dos últimos fallecidos; a tus queridísimos hermanos y hermanas, nietos del alma, sobrinos, a tu eterna Lina, Joaquín y Muñeca, quien llego desde New York, a quien esto escribe y a tu pueblo. Ostentas la presea de ser la primera educadora de San Cristóbal, graduada con honores en Santo Domingo. Y ¡que honor y grandeza!, aunque pocas veces proclamaste este inmenso galardón.

Entregaste tu vida a tu honorable familia, a la educación donde tuviste 59 años como genial maestra de maestras, directora de la escuela pública “Luisa Ercilia Chevalier”, fundadora de la Iglesia Adventista del 7mo Día, fundadora de la Escuela Adventista, te dedicaste al humanismo, la práctica del bien y consejera de la juventud y también de la adultez de San Cristóbal. Fuiste condecorada dos veces por el Poder Ejecutivo y otras instituciones.

Doña Luz del Consuelo Nina de Peña, roble bendecido y poderoso de la familia Nina, admirada, respetada y amada, sembraste con tu fecundidad la miel del saber, fuiste una ejemplar ciudadana y consagraste tu vida a la educación, al cuido, principalía, los valores, el civismo, la nobleza y el amor de tus hijos, cual legado imperecedero, amor también brindaste a tantas y tantos ciudadanos e instituciones.
Tía Doña Luz, eres gloria, una gloria y un gran referente nacional, y para los tuyos, eres inmortal. Tu vida, tus hechos y acciones familiares, sociales y educativas, religiosas, simbolizan un bello monumento al trabajo, la honradez, la virtud, el esfuerzo, la moralidad, la disciplina y el saber, donde muchos pueden ilustrarse y beber en la fuente cristalina de tus sabias enseñanzas y normas que trazaste.

Honoré de Balzac proclamó: “jamás en la vida encontrareis ternura mejor, más profunda, mas desinteresada que la de vuestra madre”. Y Berson señala: “Muchas maravillas hay en el universo, pero la obra maestra de la creación, es el corazón materno”.

Ha sido difícil para mí, entrañable tía del corazón, escribir algo de tu vida y hechos transcendentales, porque eres historia, pero lo haré más luego con la ayuda de Dios.

Tía Doña Luz, eres estirpe y linaje, honor, excelsitud sublimizada, nobleza, estandarte, ciudadana ínclita y heroína de la educación, del amor y terneza y fuiste mi segunda madre.

Gabriel Villa Gómez escribió: “Un golpe di con temblorosa mano sobre su tumba, venerada y triste, y nadie respondió…llámela en vano porque la madre de mi amor no existe. Volví a llamar y del imperio frío se alzó una voz que me dijo…!hijo mío desde la sombra te vigilo triste!”. Las madres nunca mueren, si dejan la envoltura terrenal, suben a Dios en espiral de nubes. ¡la madre es inmortal.

El Nacional

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