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Aires navideños

Aires navideños

Chiqui Vicioso

Fui a visitar a una amiga por la Defilló y me asombro ver que todos los edificios ya están adornados para Navidad.

Lo más hermoso es que cada noche un Santa o los Reyes Magos desfilan por la calle, con redoblantes y música navideña, y no tienen que esperar al cinco de enero para ver nuestro pírrico y lleno de nostalgia desfile de Reyes, con sus enanos eternos, falsos camellos, y chancletas de la Duarte.

Vine corriendo a casa a poner mis luces, en una calle donde ya no quedan casi familias porque las han ido desplazando negocios de todo tipo, entre ellos una discoteca  que hace estallar los transformadores de la CDE y nos deja sin luz por varios días.  Ya la he denunciado en estos artículos a no aval, porque según afirman los de la Corporación, que ya están hartos de pronunciarse al respecto, la policía de la Zona es la primera en protegerlos.

Lo irónico del caso es que el dueño, un joven con lentes que parecía serio, nos hizo firmarle un permiso para montar una “cafetería” donde podrían venir los que salieran de las discotecas.

Los Reyes desfilan por calle

 Menudo engaño, el retumbe de la música  suena en el Parque Independencia.  Tendremos que apelar al presidente de la República para que nos haga el favor de halarle las orejas a la policía local, tan fiera con los ancianos indigentes y con los niños trabajadores, y con los cuales ya he tenido tantos enfrentamientos por las mismas razones.

La segunda “innovación” es un prostíbulo para varones, creado por brothers norteamericanos.  Yo que vivo defendiendo a los negros porque los asocio con la lucha antirracial, Malcom X y con Luther King, no puedo entender que vengan a hacer de Santo Domingo y de la Zona un abierto prostíbulo para adolescentes, y creo haber visto niños, entrando en el establecimiento. 

De nuevo la policía se hace la loca, cuando que debería visitarlos a menudo para ver cuántos niños menores hay prostituyéndose en ese local.   Por cierto, que hace dos noches vi a un negro tan impresionante, parecía un emperador, que lo creí Mendive, y casi voy a saludarlo si mi marido no lo impide.

Esto no es homofobia, esto es cumplimiento de la ley en lo que a la infancia concierne, y un lamento porque nuestra Zona se está convirtiendo no en una Zona Rosada, como en México, sino Roja.

Pido a El Nacional que no me altere este artículo, porque sin denuncia ciudadana por aquí no se podrá transitar y ya estamos cansados de luchar solos en esta batalla contra la indecencia de nuestras calles, aun donde predomina la inocencia: La Navidad.