Al margen de acuerdos o desacuerdos, de coincidencias o disidencias, resultaría mezquino no reconocer que la observación realizada por el Presidente de la república a la Ley que declararía a Loma Miranda Parque Nacional, está bien sustentada. Siendo así, ante algo realizado de esa manera, lo que procede es reaccionar con argumentos en contrario provistos de contundencia argumental. Lo opuesto, es decir, ripostar con acciones destempladas o juicios sin rigor, no haría más que incrementar la credibilidad de los criterios contenidos en la observación y despojar de autoridad a sus oponentes.
Es cierto que estamos, como nación, influidos por una experiencia histórica perniciosa respecto a las relaciones con empresas mineras internacionales, pero el pasado jamás puede ser frisado como argumento retórico perpetuo ante los acontecimientos del presente y del porvenir. Tenemos a la mano ejemplos de gobiernos que se han atrevido a cambiar las condiciones de negocios con estas compañías y han logrado retribuciones dignas para sus pueblos. Por qué nosotros no? El nuevo contrato con Barrrick Gold apunta a que sí.
Constituye un error asumir una actitud similar a si se tratara del otorgamiento de una licencia de explotación, porque eso no es lo que ha ocurrido. El Presidente ha dado garantías de que no autorizaría ni esta ni otra explotación si no existe la certeza de un estricto cumplimiento a normas adecuadas de preservación del medio ambiente. Mientras no actúe en sentido contrario merece una oportunidad de avalar con hechos sus palabras.
Esta observación debe ser utilizada como una circunstancia ideal para elevar el nivel del debate en el país. Lo que se necesita no son acciones temerarias ni inconducentes, propias de un pasado que es preciso superar, sino la exposición racional de puntos de vista capaces de fundamentar una medida tan radical como la declaratoria de parque nacional de un territorio, con las consecuencias que eso implica, no solo en el aspecto ambiental, sino para la economía nacional.
No considero que en este tema pueda hablarse de ganadores ni perdedores, porque nada irreversible ha sucedido. Por eso, me permitiría sugerir que se preserven las energías para que, en el hipotético caso de que se pretenda explotar Loma Miranda en condiciones insostenibles desde toda perspectiva, se le demuestre a los auspiciadores de tal desliz, el crimen que estarían cometiendo. Por ahora, que los actores de este drama preparen su arsenal argumentativo para usarlo cuando propicia sea la ocasión.