Editorial

Anticipo

Anticipo

La relativa estabilidad del sistema eléctrico puede que se resquebraje en cualquier momento. Al menos es lo que se deduce del comunicado de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE) que da cuenta de la deuda vencida por más de 700 millones de dólares de las distribuidoras con las empresas generadoras.

Pero si es necesario despejar cualquier duda se basta por sí misma la advertencia de la ADIE en el sentido de que el Gobierno debe hacer mayores esfuerzos para cumplir con el pago de la deuda “ya que honrar este compromiso es la única garantía que existe para asegurar el suministro y la sostenibilidad del sistema eléctrico a corto plazo”.

El financiero, por ahora, es uno de los principales problemas del oneroso sistema eléctrico. Aunque el precio sea alto los generadores necesitan recursos, como señaló la ADIE, para adquirir combustible, operar las plantas, pagar a los acreedores e incluso para renovar líneas de crédito. De manera, que la cuantiosa deuda del Gobierno amenaza la estabilidad del endeble sistema y, por ende, torna el panorama eléctrico más oscuro.

Sobre la crisis

En medio de la aguda crisis en el suministro de agua, el director del Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillado (Inapa), Alberto Holguín, mandó la pelota lejos con la denuncia de que políticos, empresarios y militares no sólo no pagaban el líquido que consumían, sino que han llegado al extremo de romper tuberías para desviarlo a predios de su propiedad.

En un país de irritantes impunidades y privilegios puede darse por descontado que es rotundamente cierto lo que dijo el funcionario. Pero, en lugar de la denuncia, mejor hubiera sido que anunciara haber procedido judicialmente contra los abusadores, en gran medida responsables de la escasez de agua que afecta a muchas comunidades.

Cabe lo mismo a la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd), que ha denunciado que más del 50% del líquido se pierde, sea por irracionalidad de los consumidores, averías en el sistema de distribución o morosidad para pagar el servicio.

Si bien la sequía ha vuelto a reducir a su mínima expresión el suministro de agua, se puede apreciar que el fenómeno no ha sido el único causante de una crisis que contrasta con la eficiencia que suelen proclamar las autoridades.

El Nacional

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