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Armas y crímenes

Armas y crímenes

Susi Pola

El sábado pasado la tragedia abatió la ciudad de Higüey cuando un hombre de 39 años, apodado Ángelo Banca por ser dueño de Bancas de Apuestas, hirió al menos a siete personas y ultimó a seis más a balazos. El siniestro empezó, cuando el victimario hirió a su pareja, Angélica María Acosta, y las personas del entorno, sorprendidas, reclamaron. Su reacción, fue emprender la huida disparando y dejando una estela de violencia y muerte hasta caer abatido por la policía.

La reseña de algunos medios, habla del manido “crimen pasional”, recordándonos el anclaje emocional y cultural que tienen muchas de las personas de la comunicación cuando se refieren a la violencia machista. Y no está de más agregar que es un error usar este lenguaje que justifica a los asesinos y que refiere a “crímenes causados por los celos tan inmensos que provoca el verdadero amor”, una configuración mítica y totalmente patriarcal que no es cierta.

Para personas de la prensa que reportan crímenes y, muchas veces, solo copian el informe policial primario, la recomendación es que lean a: Jimeno, Myriam. 2004. Crimen pasional. Contribución a una antropología de las emociones. Centro de Estudios Sociales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/colombia/ces/crimen.pdf. Una forma de entender el “discurso pasional” del poder, la adjudicación de las emociones a los géneros y la construcción pública de la violencia.

Establecido el desacierto de llamar “pasional” a la violencia doméstica de pareja contra las mujeres, hay que hablar del peligro de tener armas, aunque sea legalmente, como es el caso del sábado en Higüey.

En la página de seguridad del BID, se aconseja pensar en cinco cosas antes de tener un arma, entre las que se destaca la violencia doméstica, porque en los hogares donde hay armas de fuego, la mujer tiene siete veces más probabilidades de que, el abuso, termine en feminicidio.

Antes de tener un arma, ya que cuando se otorga legalmente no hay controles adecuados y, además, existe un alto porcentaje de personas que las portan ilegalmente en el país, hay que pensar en el uso de medicamentos controlados, frecuencia del consumo de alcohol y/o drogas, depresión, etc., situaciones que aumentan el riesgo de homicidios, feminicidios y suicidios en el marco intrafamiliar.

De acuerdo a estudios en los Estados Unidos, referidos por la mencionada página del BID, es 12 veces más probable que un arma de fuego sea utilizada en contra de una persona en la familia, accidental o voluntariamente, que contra un intruso que venga a cometer un crimen.

¡Necesitamos prevenir, no llegar tarde!

Por: Susi Pola (susipola@gmail.com)

El Nacional

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