POR: UBI RIVAS
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¿Medina abjura reelección?
La experiencia de 172 años de trajinar republicano demuestran que los gobernantes con contadísimas excepciones no resignan la reelección, y los casos es materia de historia que he reseñado en anteriores trabajos, y el único que rechazó el poder fue Santiago Espaillat Velilla por la grima que le causaba la sombra ominosa de Siño Pedrito, como solía llamarse al Mayoral de El Prado, “general” Pedro Santana.
Una reseña reciente de esta versión del estilo democrático post-Trujillo, edifica que sólo los presidentes Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco no demostraron afanes reeleccionistas, aunque es posible que áulicos suyos lo entusiasmaron a ese propósito dañoso y proditorio, pero declinaron antes de cuajar los intentos, que nunca asomaron.
Insertándonos en el bronco presente, en que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) controla los mecanismos absolutos del poder en la versión original del presidente Juan Bosch de la “dictadura con respaldo popular” obtenida mediante el secuestro por dádivas al clientelismo chaquetero de esos poderes fácticos, instancias pautadas por el presidente Danilo Medina en los 60 días primeros de su segunda administración, se prestan para vertebrar una suposición orientadas a insertarlas en su posible decisión temprana de abjurar la reelección.
En estos 60 primeros días de su segundo mandato constitucional, el presidente Medina ha dispuesto aumento en los peajes de las carreteras, placas de vehículos, pagos de ITBIS a las zonas francas industriales, prohibición de talar árboles, extracción de agregados en lechos de afluentes y desguase de barcos en la ría del Ozama y eliminar el subsidio de combustibles al transporte público.
En su primera gestión gubernativa, el presidente Medina no dispuso ninguna de estas providencias terapéuticas justificantes, para concientizar a sus paisanos en relación a la cultura contributiva, el desastre medioambiental, suturar la aorta del despilfarro del subsidio a los transportistas, que debe proseguir liquidando el andamiaje de todos los subsidios, educando a sus paisanos que todos tenemos que pagar lo que nos cuesta vivir, convidando a todos a evaluar el corte de subsidios con gastos alegres en bebidas alcohólicas, juegos de azar, riñas de gallos y amantes, para lo que nadie nunca protesta.
Contener a su mínima autonomía la delincuencia y el narcotráfico, aunque son métodos similares a los que usa el presidente Rodrigo Duterte, de Filipinas, que sale a diario a matar delincuentes, narcotraficantes y adictos en Manila, como lo hizo durante 12 años en que fue gobernador de su natal provincia de Davao; empezar a penalizar la corrupción; retener los pagos de los funcionarios hasta que no presenten a la Cámara de Cuentas su declaración jurada de bienes; formalizar un TLC con el incordioso vecino haitiano; reducir hasta lo más prudente la elefantiásica nómina superior a las 700 mil empleados públicos que con menos de la mitad es suficiente y revisar el suscrito en 2002 con Estados Unidos.
Eliminar estamentos estatales innecesarios como INESPRE, Ministerio de la Mujer y de la Juventud; Liga Municipal Dominicana; reducción a cinco jueces las Altas Cortes, Junta Central Electoral y Cámara de Cuentas, y deshaitianizar al país formalizando contratos de trabajos imprescindibles que los dominicanos no realizan.
Instaurar un congreso unicameral eliminando centenares de diputados innecesarios, y finiquitar los barrilitos y cofrecitos corruptos; disponer que los regidores sean honoríficos como antes, y con ese paquete de providencias, cerrar el grifo alegre y peligroso del endeudamiento externo que socava e hipoteca nuestra economía; eliminar el monopolio del transporte de carga y los 30 mil inservibles carros de concho por autobuses de todos los tamaños. Organizar el tránsito en el país.
Para una reordenación estructural y medular del Estado, es imprescindible abjurar la reelección, y con ese paquete de providencias, el presidente Medina desechar que el PLD también abjure de proseguir detentando los relámpagos supremos del mando, sino todo lo contrario.
Este conjunto de providencias heroicas es un ensordecedor clamor que demanda el pueblo, y para que el presidente se cerciore de la sugerencia, debe ordenar a su equipo de consejeros, sociólogos y politólogos, un sondeo a nivel nacional con mil muestras en las 30 provincias, y si el resultado contradice mi sugerencia, prometo no volver a escribir una letra en los periódicos y dedicarme entonces al final de mi vida no a la política, que detesto ejercitar, sino a vender seguros de vida y de vehículos.
Sueño de vestal es presumir que el presidente Medina, un político delineado en el conservadurismo, timidez y mesura, impulsará estas providencias y terapias correctivas heroicas en beneficio de sus paisanos, del PLD y el más óptimo desempeño de la democracia y palmarés para su hoja de servicios al país.
Empero, las providencias sugeridas, señaladas, iniciadas en los primeros dos meses de su hasta ahora segunda administración, hacen propicia la ocasión para añadir el grueso de las sugerencias, inspiradas en las providencias del presidente Medina que garrochan el conjunto de aspiraciones que estimo se yuxtaponen con el sentir de mis paisanos, recordando al presidente que todo eso que reclama el pueblo, el PLD, en 15 años, no lo ha