Cuando el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, como militante católico que ha sido desde los tiempos del “machete verde”, vaya a la iglesia a confesarse, no puede dejar de mencionar sus grandes pecados, que son los que han contribuido a incrementar la más vil y deleznable pobreza de las grandes mayorías y la clase media que no aguantan ni un minuto más los desaciertos de la política económica de este gobierno de millonarios.
El día que Valdez Albizu se confiese, de seguro que el cristo crucificado en la iglesia lloraría lágrimas de sangre, las ventanas vitrales cambiarían a color gris, el relicario en donde se guardan las hostias caería al suelo, el vino se convertiría en agua, la casulla del cura cambiaría de morado a rojo, y la tumba del monseñor Ricardo Pittini se estremecería.
Economistas emisarios de anestesia que le inyecta el Banco Central a la gente
Y es que no es para menos, pues el Banco Central maquilla cifras y esconde realidades como forma de encubrir la pesada crisis que golpea a la población.
El “tiro de gracia” que sepultará al país lo ha dado la entidad estatal aumentando la tasa de interés a niveles insospechados, dándole en la costilla a la gente que ve cabalgar la terrible inflación por la senda de los dos dígitos, medida que hizo a los bancos comerciales inmediatamente avisar a sus clientes del nefasto y abusivo aumento en la tarifa a pagar en sus préstamos.
Pero a pesar de esa penosa realidad, hay dos zánganos que se la pasan “justificando” esta mortal alza de la tasa de interés, pareciendo este dúo de esperpentos, que más que economistas, son realmente emisarios de la anestesia que persigue que el pueblo acepte mansamente la indolente calamidad evacuada del Banco Central y que está disparando a cifras inalcanzables los productos del sector inmobiliario.