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Bosch y la ética

Bosch y la ética

Hugo A. Ysalguez

En la mayoría de la población dominicana hay una positiva coincidencia, en el sentido de que ex presidente, profesor Juan Bosch, es un referente ético en todas la escala de valores, principalmente en la actividad política, y su figura se agiganta con el devenir de los tiempos, pese a que existen voces aisladas, sin ninguna autoridad moral, que han tratado dañar su conducta rectilínea, inventando episodios que parecen alucinaciones, con un despropósito desconocido y sin explicaciones que se ajusten a hechos y verdades de un pequeño trozo de nuestros anales recientes.

En relación con mi artículo de la semana pasada, el dirigente revolucionario Fidel Soto Castro, quien fuera líder estudiantil en el Liceo Juan Pablo Duarte: «Bosch, un escritor de muchas luces, a quien el humanista y reputado intelectual, Pedro Henríquez Ureña, llamaba Maestro, fue un político íntegro, con arraigada dignidad y decoro, un acervo crítico de la corrupción de los funcionarios públicos, un ardiente defensor de los criterios morales, dejando la vida terrenal con una conducta prístina, sin lunares.»

(La cita que antecede es de un artículo del periodista Hugo Ysalguez, publicado en el periódico El Nacional de Ahora de fecha 23-03-2023.)

Hugo Ysalguez, es de los pocos periodistas, que, pese a no estar de acuerdo con muchas de las posiciones políticas de Bosch, lo reconoce como un «político íntegro» con «arraigada dignidad y decoro»; así como ser un «ardiente defensor de los criterios morales». Mientras todo un abanico de calumniadores y difamadores se lanzan contra el noble anciano, que demostró coherencia en la proclama y difusión de sus ideas, así como en la organización de la lucha del pueblo y la defensa de sus valores; Ysalguez, contrario a eso, deja constancias, a través de su experiencia como periodista, del trato afable y de los excelentes intercambios en conversaciones y entrevistas con don Juan Bosch.

En su artículo expresa lo siguiente: «…un día después de emitir una censura sobre un acto de corrupción que apareció en los titulares de la época, a finales de la década del ‘70, hablando fuera de récord (no para publicar), me dijo que este era un pueblo corrupto de arriba abajo, pues los dominicanos eran proclives a conseguir bienes de manera ilícita» y que esa conducta era endémica porque había echado muchas raíces. Y me quedé perplejo con esta afirmación, puesto que existen miles de personas humildes, cuyo legado es la honradez a través del trabajo digno.»

La perplejidad de Ysalguez, ante estas palabras, era natural si se toma en cuenta que Bosch en toda su prédica y práctica política reconocía y alababa el espíritu de sacrificio y honradez del pueblo dominicano.

Pero también reconocía que tanto el escaso desarrollo social como los males y las inmoralidades impuestas durante tres décadas por Trujillo; había creado un estilo de conducta inmoral en una parte muy numerosa de la población dominicana. Esta influencia se mantuvo y acrecentó en los gobiernos del Consejo de Estado, del Triunvirato y de Balaguer.

Aunque Ysalguez afirma que «Con el tiempo, he podido observar que Bosch no estaba lejos de su concepto.»