Editorial

Buen remedio

Buen remedio

El traspaso mediante decreto a la Bolsa Agroempresarial de la licitación para la importación de productos e insumos agrícolas constituye otro  paso importante hacia un anhelado régimen de transparencia y legalidad en  todos los actos de gobierno.

El presidente Danilo Medina  dispuso que las cuotas de importaciones de  arroz, azúcar, carne de pollo, ajo, cebolla, maíz, habichuela y leche en polvo sean adjudicadas  mediante  subastas públicas en  el mercado bursátil que maneja la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).

Esos productos forman parte  de la Lista de Concesiones Arancelarias alcanzadas por el Gobierno dominicano ante  la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuya importación se  autoriza mediante cuotas, que antes eran asignadas por el Ministerio de Agricultura.

Denuncias sobre adjudicación irregular de esos permisos de importación  han sido recurrentes,  al punto de  llegar a convertirse en una de las fuentes  de más rápido  enriquecimiento para allegados a  funcionarios o gobiernos de turno.

Conforme al decreto presidencial las cuotas de importación  serían asignadas a  personas físicas o jurídicas  que ganen una licitación pública, abierta, transparente, competitiva e imparcial, que, por demás, no constituya  forma de  competencia desleal  en perjuicio de productores nacionales.

Además de  colocar un valladar a  formas espurias de  corrupción y prevaricación, la colocación en puesto de bolsa de esos permisos de importación, impediría que  consuetudinarios trasegantes importen un volumen mayor  de  esos productos a lo establecido en el acuerdo de rectificación técnica.

El presidente Medina dispensaría un inestimable servicio a la nación si su  gobierno   cumple  de manera irrestricta con la ley de contrataciones y compras del Estado, convertido desde tiempos inmemoriales en  fuente e instrumento de  enriquecimiento ilícito.

 Al saludar el  anuncio sobre el traspaso a la Bolsa Agroempresarial de las licitaciones de importaciones de insumos y productos  agropecuarios, se formulan votos para que ese decreto  se cumpla al pie de la letra, en la esperanza también de que  se ponga fin a lo que  ha sido  una de las más vulgares expresiones de corrupción.

El Nacional

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