Semana

Canto a Hiroshima

Canto a Hiroshima

- 1952 FILE PHOTO - The mushroom cloud of the first test of a hydrogen bomb, "Ivy Mike", as photographed on Enewetak, an atoll in the Pacific Ocean, in 1952, by a member of the United States Air Force's Lookout Mountain 1352d Photographic Squadron. The top secret film studio, then located in Hollywood, California, produced thousands of classified films for the Department of Defence and the Atomic Energy Commission beginning in 1947. A 50th anniversary tribute to these "Atomic Cinematographers" and their work is planned for October 22 in Hollywood. BEST QUALITY AVAILABLE - RTXH6PO

I
Atrincherado en esta oscuridad penetrante, en estas columnas que vulneran y en este recuerdo que no muere, me hiere Hiroshima en lo profundo.

Entreveo el fuego sobre el Domo,
sobre rostros de bocas apretadas,
entre calles abiertas a la muerte.

Atrincherado en esta oscuridad de sigilos de mentiras y guaridas Hiroshima se yergue tras el hongo y evacua los recuentos, las cruzadas de excusas, los demonios reverberantes, los nuevos senderos para irradiar barbarie.

Veo sobre la gran fuente central, sobre chorros incoloros de agua y sollozos miles —tal vez millones— de multicolores grullas aunadas en largos collares tejidas por manos dolorosas por manos afiladas al dolor que se levanta; al dolor que aún nutre y sobrepasa los soles moribundos, las lunas estacionadas entre las córneas pétreas sin lágrimas.

Veo las grullas agitarse como mariposas sobre carnes ahuyentadas, sobre ropas vaporosas con el fuego devorándolas con la radiación carcomiéndolas: grullas con amor sobre las crestas… grullas de alaridos sobre los verdugos.
II
Atrincherado sobre esta Hiroshima de vestigios, de cenizas disueltas en la brisa circular, de flores que renacen a pesar de los augurios, penetro en las nuevas sonrisas y ausculto en los hombres la bondad renaciendo.

Medito en el perdón,

en esta ciudad resurgida como un recuerdo común para todos, como un calco de rosas silenciosas y presentes para herir las retinas y condenar los silencios.

III
Hiroshima me llama.

Me despierta Hiroshima cada mañana en cada prisa, en cada pisada y veo arder los niños, los ancianos y recién llegados.
Me veo arder a mí mismo, a mi perro guardián y veo arder al Ángel de la Guarda Con su báscula y espada liberadas.

Hiroshima me llama más allá del Fujiyama, más allá del sol que abre la pesada niebla, más allá de los vientos ávidos de las estepas; Hiroshima toca mi corazón y lo desgrana, lo abate como el viento sobre la espiga, como la fécula disuelta sobre las aguas, como torbellino de cenizas alcalinas.

Hiroshima toca mis ojos y mi lengua y la voz me enronquece los adentros.

IV
Oremos por Hiroshima.
Cantemos por Hiroshima aún en este latir que parte las épocas; aún en esta espesa amalgama de várices silentes.
No es una oración estridente; no es una oración de bullanga y falsos bríos lo que pido.

Es simplemente una oración para el no más.
Una oración pequeña, de voz tenue como de niño para que una paz de milenios, de esperanzas sin fisuras rodee los páramos y las laderas, los arroyuelos que descienden al mar; para que una paz espesa y alta hiera para siempre las explosiones del odio y las sepulte.

Oremos por Hiroshima…
Pero proclamémoslo ahora y para siempre:
que sea una oración definitiva y simple; que sea una oración que duela allí donde sarcasmo y miseria, tribulación y vergüenza se aúnen para hacer ver que millones de grullas pueden convertir en vuelos.

y señales brillantes la imaginación creativa.
Oremos por Hiroshima,
ahora, ahora para remediar la utopía rota, el ayer que rompe los recuerdos y destroza la memoria.

V
Ahí está Hiroshima:
levantada entre cenizas aún tibias; sollozando el perdón inamovible.
Ahí están la ciudad señalada, las estatuas de sal, las brumas de la memoria fragmentada.

Hiroshima está ahí y el Domo lo está gritando, lo está llorando para que todo oído sordo lo escuche y no lo olvide: ¡Doscientos mil yacen aquí, bajo las grullas, mirando al sol!

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación