Señor director:
El domingo 26 de agosto de este año, escribió el polibromero: Hoy sería el 102 cumpleaños de la Madre Teresa de Calcuta. Una figura que el mundo no podrá olvidar. Y es verdad. ¿Cómo no recordar a esa extraordinaria monja albanesa que al mundo dio cátedra práctica de humanismo y entrega a favor de los menos pudientes? Cuidó a los sin hogar que deambulaban por doquier, buscando el pan de cada día, a los ciegos, a los leprosos, a los heridos de guerra, a los presos.

Fue titánica la lucha de esa diminuta monja (con un corazón grandote para hacer entender a los jerarcas de la Iglesia Católica, que fuera de los templos abundaban seres humanos con múltiples limitaciones y había que llevarles el mensaje y asistirlos, porque su miseria era demasiado visible para pasar desapercibida. A pesar de la oposición de estos (con todos sus problemas resueltos) logró sus nobles propósitos y fundó una congregación, y puso en práctica su altruismo, junto a quienes se sumaron a la ardua labor a favor de los que se sentían inútiles, no amados, rechazados por todos y carga para la sociedad.

Amar hasta que me duela, me puedo caer, me puedo herir, puedo quebrarme, pero con eso no desaparecerá mi fuerza de voluntad. La humildad lleva al hombre a la verdad. Esos decires y otros, son de quien amó infinitamente al prójimo. Partió al infinito el 5 de septiembre de 1997, a los 87 años, víctima de graves quebrantos de salud.

Hoy, más que nunca antes, la recordamos. Y necesitamos a líderes como ella, pues se ha resfriado la caridad y multiplicado la maldad. Se hacen ignorarlo quienes se han erigido en líderes entre comillas, pero obvian lo que siempre tuvo presente la madre Teresa de Calcuta: Del polvo venimos y a él volvemos. Por eso nunca hizo gala del pecado capital de la gula, propio de los gerentes de los bienes públicos de aquí, acullá y allá. Usufructúan riquezas que corresponden a los pobres, dignos de misericordia y más de lo que podemos imaginar, porque la pobreza es inenarrable.

Atentamente,

Lic. Teresa Gómez

Santo Domingo