Rehabilitación
Señor director:
A principio del mes en curso un señor llamó al programa de Huchi y el Equipo, y dijo, al Centro de Rehabilitación no hay que darle dinero porque ahí cobran todos los servicios, y la verdad es que ese personaje pertenece al grupo de los que ni hacen ni dejan hacer.
Y diferimos de ese señor mucho de los que frecuentamos ese centro, y estamos de acuerdo con que el gobierno le aumente la subvención, pues con urgencia lo necesita para seguir dando servicios de calidad a la enorme cantidad de personas que llegan de todas partes del país, generalmente en busca de paliar problemas de discapacidades, en nuestra media isla demasiado abundante para pasarlo desapercibido, y los precios de los servicios son módicos, por esa razón es total el lleno de lunes a viernes mañana y tarde, y principalmente en la mañana para conseguir un turno bajito hay que madrugar.
Respecto al personal administrativo, médico y de enfermería, es bueno destacar que tienen conciencia plena de su rol de trabajadores de la salud, por eso su trato con los pacientes y sus parientes es muy bueno. A ese equipazo deberían emularlo el personal de otros centros médicos, a los que algunos asistimos solo si no tenemos otras opciones, porque su trato es tan displicente e inhumano que a nuestros males de salud les suman daños emocionales y salimos de las consultas peor que como llegamos y muchísimo peor les va a los que salen tiesos en cajas, por la carencia de la vocación de servicio de los cobra cheques que plagan casi todos las instituciones de servicios. Lógicamente los responsables de los desmanes son quienes dirigen, que los vemos pavoneándose por doquier en todos menos en lo que tienen que estar, que es “atendiendo a su cartón para que no se le pasen las bolas”.
El Centro de Rehabilitación lo encabeza la señora Mary Pérez de Marranzini, admirable e incansable, pues a pesar de los achaques normales por su edad las vemos recorrer el centro(por razones obvias acompañada de otra persona) y se le puede abordar con facilidad, lo contrario ocurre en otras instituciones de servicios en la que ver a un “jefe” en su oficina es tremenda odisea y fuera de esta es mucho peor porque siempre andan con una trulla de lambones odiosos e insoportables, que no dejan que nadie se les arrime.
Al presidente es pertinente decirle, que el aludido centro es un modelo idóneo de gestión y mucho bien le haría si dispone que le asignen unos millones más de subsidios para las obras de bien que ahí realizan, en aras de mejorar la calidad de vida mayormente de nosotros los pobres, cuyo lugar más asequible es ese.
Atentamente,
Lic. Teresa Gómez.