75 aniversario muerte Fantino
Señor director:
Italiano de nacimiento, el padre Fantino se ordenó en Roma de sacerdote, y allí se recibió de doctor en Teología. Roma cuna del cristianismo que guarda los sepulcros de Pedro y Pablo, fue su mejor escuela de religión y confortó su fe, con el recuerdo de los millones de mártires que ensangrentaron los circos.
Misionero de Cristo atravesó los mares y llegó a Venezuela, fue en América el primer teatro de sus actividades misionales. Después vino a la República Dominicana su patria de adopción, para transformarse en el apóstol del Santo Cerro, de vida santa y de bendita memoria.
El padre Fantino, se dedicó a la instrucción. A penas llega al país dirige el seminario conciliar Santo Tomás de Aquino y luego se traslada a Monte Cristi.
La ciencia y la religión cautivaron su espíritu, pasaba los días predicando el evangelio o ensañando en las aulas.
Podría decirse, que su traslado desde Monte Cristi fue providencial, pues ya él había resuelto instalarse en Santiago. Pero un día recibió una comunicación de veganos prominentes en la cual lo invitaban a fundar un colegio en esta ciudad, y su amor a la enseñanza lo trajo a La Vega.
¿Y dónde mejor que aquí, podía fundar ese colegio? La Vega siempre ha sido devota de la cultura.
Y en ese ambiente de espiritualidad surge el colegio San Sebastián, como un semillero de jóvenes que hoy, enaltecen la patria. Anexo al colegio estableció un gabinete de química y un laboratorio de física, para la enseñanza de la ciencia experimental.
Como maestro fundó además, el colegio Padre Las Casas, en la alturas del Santo Cerro. Las puertas de su colegio se abrieron a todos los escolares, pudientes y necesitados.
El padre Fantino, está unido a La Vega, en la historia y en el tiempo, no fue solamente un educador notable, sino también un sacerdote ejemplar que amó mucho a Dios y al prójimo, su influencia bienhechora se ejerció en varios municipios del país, La Vega, Salcedo, Jarabacoa, Monseñor Nouel, recibieron sus bendiciones de párroco.
La caridad fue la esencia de su vida y ninguna mano indigente se extendió hasta él, sin recibir ayuda.
Es que en el corazón del apóstol, solamente florecieron dos amores, el del prójimo que borra todos los odios y el de Dios que sublimiza el espíritu.
Atentamente,
Dr. Mercedes Cosme de Gonell