Grandes retos
Señor director:
De pie y de frente ante la vida damos inicio al año teniendo la certeza de que, como en las generaciones que marcan nuevos periodos de vida y renovación de las mentalidades, no partimos de cero, pues un año deja al siguiente un legado: un conjunto de metas iniciadas e inconclusas para que la posteridad asuma la continuidad de las mismas en búsqueda de cambios más favorables. En el caso de República Dominicana, el año 2015 está cargando con un fardo pesado de lo que inconcluso quedó en el pasado 2014, el cual vio incrementado un conjunto de males que en forma extrema inquietaron, sin tregua, la mente y la paz de toda la ciudadanía.
A todos esos problemas heredados hay que llegarle con formas idóneas, pero más que eso con voluntad férrea y decisión inquebrantable para superarlos, a fin de romper con ese círculo vicioso que ha llevado a creer que estos problemas están destinados a no hallar solución en ningún tiempo y bajo ningún gobierno. Cuando esto ocurre se desgastan las expectativas y la fe de que exista la capacidad o la disposición para afrontarlos con buenos resultados.
De cara al presente año está pendiente, como imperativo ineludible, la lucha anticorrupción, la impunidad judicial, los factores que profundizan la pobreza y la miseria (en que vive un gran conglomerado en nuestro país) la falta de empleo y salarios coherentes con la realidad inflacionaria, la violencia intrafamiliar, el suicidio, alto costo de los alimentos y de la medicina, violación a las leyes laborales, el crimen de sicariato, el problema eléctrico. La lista amenaza con ser interminable, y aun no hemos reseñado el problema principal, el más escabroso y urgente: el peligro que está corriendo nuestra soberanía y autodeterminación, asunto donde se anida un crimen de lesa patria.
Nadie, por indiferente o ignorante que sea, podrá negar (mas bien repudiar) lo lastimoso que, a nivel individual, familiar y social, resultaron los problemas señalados, sin embargo, a pesar de las consecuencias derivadas, abriendo los ojos a la dura realidad que en estos momentos sacude a la República Dominicana, hay que tener clara la conciencia de que esos problemas ya citados, son, sin que caigamos en el absurdo del consuelo o de la minimización, los que tienen, en mayor o en menor medida, casi todos los países del mundo entero, y hoy día están luchando contra ellos.
Atentamente,
Melania Emeterio Rondón