Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

CARTAS DE LOS LECTORES

El desayuno escolar

Señor director:

La verdad es, que nos resistimos a creer, que el Ministerio de Educación (en aras de proteger y favorecer a sus acólitos dueños de los negocios del Almuerzo Escolar) esté esperando que mueran estudiantes, para resolver de una vez y para siempre ese caso de las intoxicaciones, demasiado recurrentes en los gobiernos peledeistas. Es de triste recordación la cantidad de niños que se intoxicaban en la gestión de Alejandrina German y en menor cantidad siguió ocurriendo en la administración de Melanio Paredes. Ahora por la tanda extendida el negocio es grandísimo, pero eso no es excusa para que en varias escuelas niños se intoxiquen y el huidero para los hospitales más cercanos sea recurrente, por la pésima calidad de alimentos, que por razones obvias deberían estar libres de contaminación.

Por si no lo saben, el ministro y el director del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil, hay niños que aun siendo pobres (los que mayormente asisten a las escuelas públicas) son muy belicosos para comer, lo cual implica que los alimentos tienen que tener buena presentación y buen gusto. Son muchos los que se quejan y narran que botan el almuerzo, y es bueno destacar las quejas de algunos, una niña a su madre le dijo: “mami sancóchame un plátano y un huevo, porque esa comida que dan en la escuela es muy mala”, para preferir ese menú, en verdad no es buena la comida que ofrecen en las escuelas. Otro niño narró que hay día que le dan arroz con fideos, y un niño dijo, “esos fideos parecen gusanos”, y a quienes lo oyeron les dio náuseas y vomitaron. Una adolescente narra, que a veces en su escuela dan arroz blanco con huevo frito, malo el huevo, y malísimo el arroz. Esa proteína con ese cereal es una mezcla muy buena, lógicamente si el arroz es de mala calidad y el huevo está güero o mal condimentado, no es fácil ingerirlo y luego digerirlo, por eso los vómitos.

Autoridades educativas en vez de minimizar las intoxicaciones, con el pretexto de que son muchos los beneficiarios con la alimentación escolar, lo ideal sería que dispongan una supervisión rigurosa en los lugares donde se procesan los alimentos y luego una depuración de los que han incursionado en ese negocio sin saber nada de cocina y sin tener los escrúpulos deseados para ese tipo de tarea. Hay “emprendedores” dueños de esos negocios cuyo único afán es lucrarse económicamente y obvian la calidad, que es indispensable, máxime cuando se trata de niños y adolescentes.

Atentamente,

Lic. Teresa Gómez.

El Nacional

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