Injusticia
Señor Director:
El caso de la estilista Sandra Yanira Viloria Castillo, condenada a 30 años de reclusión por violación a la ley 50-88, revela que la justicia sigue siendo lenta, mala y cara.
Sandra, de 39 años, madre de tres niños, está condenada por ser atenta y colaboradora con una azafata colombiana de una línea aérea que le solicitó la ayudara con un bulto dentro del cual las autoridades hallaron 3.7 kilos de cocaína.
Viloria Castillo había viajado a Colombia dos años antes, con la esperanza de mejorar su situación económica, pero un tiempo después decidió regresar al ver que no tenía posibilidades de establecerse en esa nación.
El 28 de octubre de 2010 cuando regresaba a República Dominicana en un vuelo de Avianca, la azafata colombiana le pidió que le bajara un neceser para que se lo devolviera al pisar tierra, lo cual aceptó.
Pero al bajar del avión la esperaba una patrulla antinarcóticos y al detectarse que el bulto contenía droga, fue apresada junto a la azafata y sometida a la justicia caso por el que fue condenada a 30 años de prisión.
La estilista entiende que no fue escuchada y que no se ponderaron sus declaraciones al ser condenada a 30 años por menos de cuatro kilos de cocaína, además de que la azafata colombiana fue sacada del expediente sin que se sepan los motivos.
El fiscal de la provincia La Altagracia, Daniel Alberto Robles Nivar, acusó a las dos mujeres y en audiencia preliminar solicitó apertura a juicio para ambas, por la Ley 50-88, por “tráfico internacional de droga”.
Las autoridades dominicanas y colombianas examinaron el video de ingreso al avión comprobaron que Viloria Castillo subió al aparato sin el bulto de manos, pero fue enviada a juicio junto a la colombiana.
Inexplicablemente, el fiscal pidió descargar a la colombiana y 30 años de prisión para la dominicana que fue sentenciada a esa misma pena el 21 de febrero de este año por el Primer Tribunal Colegiado de La Altagracia.
Sandra Yanira Viloria Castillo tiene la esperanza de que se le celebre un nuevo juicio en el que se tome en cuenta su testimonio de que no era la dueña del bulto con los 3.7 kilos de cocaína.
No pide que la dejen en libertad, sino, que le sea conocido un juicio justo. Ojalá así sea.
Atentamente,
Ruddy Germán Pérez
Periodista