A Dios lo que es de Dios…

Señor director:

No es una simple frase bíblica, es una de las sentencias evangélicas más claras, para establecer los dominios, entre lo religioso y lo político.

A algunos representantes de la Iglesia Católica se les ve con mucha frecuencia envueltos en asuntos del César, casi como si desearan ocupar semejante función.

En esa misma medida se les ve alejados de las labores de Dios. Tenemos representantes de la iglesia con un discurso de fervor patriótico más vehemente que el expresado en las homilías evangelizadoras que han de ser cargadas de generosidad y humanidad, lo que identifica el mensaje de amor cristiano.

El sentido humano y de amor evangélico no tiene fronteras.

Esa sería una buena directriz para los pastores purpurados dominicanos. Eso es de Dios.

Hacer cumplir y respetar el marco jurídico inmigratorio de nuestro país, es materia del César.

Para los grupos de inmigrantes en cualquier parte del mundo, sobre todo los ilegales, es una tragedia de alta sensibilidad humana el calvario que viven. Sobre todo por su impacto de pobreza. Mucho les ayudaría la mano de Dios. Por intermedio de los representantes del mensaje cristiano. Estos podrían ser guardianes celosos, de la dignidad humana y el trato justo.

Pero regularizarse es un compromiso con el Estado soberano que han elegido para vivir, a renuncia de la patria que los vio nacer. Esto es del César.

El país político dominicano no tiene que ensañarse con el Papa Francisco, cuando da directrices apostólicas a los obispos, para asistir con sentido cristiano a los ciudadanos haitianos. Esas son cosas de Dios.

Lo que el papa debe entender, con el auxilio de nuestros obispos, es que aquí también existen las cosas que son del César.

Atentamente,

Luis A. Montás Castillo

Degradación política

Señor director:

Causa estupor, desaliento, preocupación, desesperanza, incredulidad la situación de debilidad e inestabilidad del sistema político dominicano, luego de que un partido en el poder decidiera mantenerse en el poder a costa de comprar la conciencia de dirigentes políticos de la oposición.

Así fue que se redujeron a su mínima expresión partidos que en algún momento fueron competidores y ocuparon los primeros lugares en la preferencia del electorado. Lo que se ha visto es vergonzoso.

Atentamente,

Pilar Martínez