Revolución del campo
Señor director:
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Tenemos crisis con nuestros vegetales de invernaderos y campo abierto y no disponemos de una industria que ponga valor agregado a nuestros pimientos, pepinos, etc.; haciendo conservas, dulce disecado, harina, encurtidos, entre otros; por tanto, debemos asumir un mejor rumbo, en virtud de que si dispusiéramos de estas agroempresas, hoy no tendríamos que virtualmente estar botando estos productos y los productores de esos rubros viviendo situaciones angustiosas.
El mismo sentido somos grandes productores de aguacate; sin embargo, cada año se desperdician millones de unidades por falta de mercado y mas ahora con la veda de la mosca del Mediterráneo, y no disponemos de una sola agroempresa, que procese esta preciada materia prima, para extraer aceites esenciales sumamente cotizados en el mundo o convertirlos en guacamole para la exportación.
También, que si bien es cierto que nos podemos ufanar y sentir orgullosos de que somos un gran productor y exportador del mejor cacao orgánico del mundo, pero no hemos sido capaces, de volver al pasado cuando en los años cincuenta, éramos procesadores de cacao, convirtiéndolo en finos confites. (Llama a recordar en esta significativa labor, la famosa chocolatera de Puerto Plata, que operó hasta entrada de la década de los años 60).
Metas a lograr:
El Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), desde hace varias décadas, ha realizado propuestas muy concretas en torno a la transformación de nuestra economía agropecuaria, a fin de que no continuemos de espalda a lo que está pasando a nuestro alrededor en países como Costa Rica y otros con condiciones climáticas y de cercanía a los mercados menos favorables que el nuestro, los cuales actualmente, exhiben una bien consolidada economía agrícola, que les sirve realmente como palanca a su progreso y a su desarrollo socioeconómico.
Por tanto, sugiere a los diversos sectores nacionales tomar la implementación de sus estrategias, para dar paso a una revolución industrial y tecnológica en nuestra agropecuaria, así como, a políticas e iniciativas que conduzcan a generar cambios profundos en el habitad y las condiciones de vida de los productores y obreros agrícolas, a fin de ponernos a la par con los avances alcanzados por los países de América Latina, que teniendo por soporte la solidificación de la producción y las estructuras agropecuarias, se han colocado entre las economías de mayor crecimiento y avance del mundo.
Atentamente,
Ing. Ramón Ureña Torres