Mal sabor
Señor director:
Asegura la magistrada Miriam Germán Brito, presidenta de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, que las acusaciones contra varios jueces deja un mal sabor, y me parece que no es para menos.
Resulta inconcebible que un funcionario judicial, designado para aplicar justicia y sancionar las acciones al margen de la ley, se asocie con otros colegas, para violentar las nomas que la sociedad ha establecido.
Que un juez o un fiscal cometa una infracción a la ley es mucho más grave que si la cometiera un ciudadano cualquiera que no conoce a plenitud el alcance del daño que causa con sus acciones al margen de la ley.
Pero al parecer todo este desorden viene de lejos ya que otros hechos bochornosos, atribuidos a dirigentes políticos y funcionarios del Gobierno nunca fueron sometidos al escrutinio de los tribunales, ni los autores de tales acciones sancionados.
Recuerdo un antiguo funcionario del ministerio de Hacienda a quien vi hace más de seis años en Barrio Obrero, en Puerto Rico, donde estaba viviendo.
Un compatriota que lo conocía y que vivía en Villa Palmeras, también en Puerto Rico, me confió que el funcionario del Gobierno dominicano estaba en la vecina isla evadiendo la justicia debido que estaba implicado en un desfalco por más de 30 millones de pesos.
Ese burócrata, miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se fue a vivir a Puerto Rico cuando el ministro de Hacienda advirtió que no cargaría con culpas ajenas y que los responsables del robo tendrían que responder ante los tribunales.
Ninguno de los implicados en el escándalo fue sometido nunca a la justicia.
Así existen otros casos de dirigentes políticos que no solo sustrajeron los dineros del Estado, sino que hoy le estrujan en la cara al pueblo humilde sus riquezas mal habidas.
Y como dice la magistrada Miriam Germán Brito las acciones que contravienen la ley, deben tener un régimen de consecuencias, sin importar de quién se trate.
Todos los años centenares de millones de pesos se pierden en los bolsillos de altos funcionarios, sin que pase nada y sin que las autoridades intervengan para impedirlo y aplicar las sanciones que corresponden
Así no fue que hablamos
Atentamente,
Ruddy Germán Pérez
Periodista