Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

CARTAS DE LOS LECTORES

Cartas

Corrupción y miedo

Señor director:
Para tener fe en el futuro dominicano se necesita perder el miedo al miedo, luchar contra la corrupción y afincar los principios democráticos y de respeto a los derechos humanos. Con tropiezos se camina hacia un proceso de fortalecer las instituciones nacionales, y de derrotar el crimen y la violencia.

La marcha de los acontecimientos es indetenible. Finaliza en breve este año, pero seguirá la lucha por eliminar las desavenencias sociales, ampliar el trillo hacia el desarrollo que en ocasiones está empantanado y vertebrar una cadena de eslabones de esperanzas que de momento no florecen.

El 2015 fue un año de grandes realizaciones, pero también de estancamientos. Ya lo dice una máxima filosófica, cuerpo que no adelanta, retrocede. Se dieron pasos de avance significativos en algunas áreas, sobre todo en la educación y la construcción, pero la prevención en salud fue un doloroso tormento durante todos los meses pasados.

Hay indiferencias e indolencias para tratar el tema sanitario, al no ponerse de acuerdo las autoridades y el Colegio Médico Dominicano. Millones dependen de la asistencia gratuita que ofrece el Estado, pero no se ha podido garantizar una buena cobertura.

Este es uno de los temas pendientes para el nuevo año. En educacion, se dieron pasos certeros hacia el desarrollo con la construcción de nuevas escuelas, pero es vital mejorar el factor humano. Los nuevos maestros no presentan un grado aceptable de capacitación, y la percepción es que se piensa más en el dinero y las vacaciones, que en preparar a los profesionales del mañana.

La sombra negra en el panorama dominicana está ligada al estamento judicial, en cada una de sus manifestaciones. Ahí se debe incluir a la Policía y sus deslices, porque no se puede olvidar que esta institución es un auxiliar de la justicia, y no un ente meramente represivo.

La corrupción de la justicia no puede seguir, los jueces prevaricadores tienen que ser expulsados. Cierto es que se trata de un cáncer que se multiplica sin que haya un cirujano diestro en el bisturí que haga las amputaciones que hacen falta. No vasta con las simples declaraciones de los fiscales y la Procuraduría General de la República, la idea del pueblo es que pocos se salvan de ser bañados por la corrupción del área judicial.

Pero en una profilaxis no se puede tratar de encontrar a culpables favoritos, sino investigar cada caso y sin pasiones ni prejuicios aplicar las sanciones, si las acciones dolosas así lo ameritan.

Atentamente,

Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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