Poder Judicial

Señor director:
El Poder Judicial lo degradaron politiqueros, y por eso está plagado de títeres y titiriteros, que se entienden dueños de ese importante poder estatal, pero se hacen no saberlos el jefe del Ministerio Publico y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, y las Altas Cortes con un enanismo inocultable y siendo así que Dios nos agarre confesados. Una caricatura que casi al final del año pasado, destacó el matutino El Día, presenta a la justicia arrodillada, llorosa, desnuda, sin venda y sin balanza, y felicitaciones al caricaturista, porque así la percibimos mucho que, estamos impactados, avergonzados y totalmente decepcionados de quienes dirigen estamentos judiciales, por entender que son irresponsables, algunos deshonestos y sin la necesaria entereza para renunciar, a pesar de saber que mucho no les tenemos credibilidad, pues los entendemos tapadores de lo mal hecho y por ende son responsables de los escándalos judiciales sin precedentes.
El pasado Día del Poder Judicial nos hubiera gustado escuchar a los jefes haciendo un mea culpa y pidiendo perdón a sus representados, por su pésimo desempeño como administradores judiciales.

Además de la ofrenda en el Parque Independencia y la misa en la Iglesia La Paz, debieron hacer un peregrinar hasta la Basílica de Higüey y pasar un día de rodillas ante nuestra patrona, pidiéndole que interceda ante nuestro padre Dios, para que los perdone. Pero algunos somos escépticos respecto a que se disculpen, porque los peledeistas (que los dirigen todo) son sabelotodo y soberbios, y no hacen caso a nadie. Lamentablemente los que mandan y exhiben esos pésimos atributos no califican para dirigir instituciones públicas.

Ojalá los administradores de justicia entiendan que esa calamidad que es nuestro sistema judicial amerita cabeza con cerebro que funcione primero que la lengua, pues pésimo lo están haciendo algunos jefes buscando chivos expiatorios fuera de ellos.

Y no les luce, porque saben, muy bien lo que pasa cuando la cabeza anda mal. Más claro aún, si una institución pésimamente funciona el peor empleado es quien la dirige. Mal que les guste a los principales actores judiciales, deberían reunirse y el primer punto de la agenda debe ser arengar el respeto a la Constitución y las leyes, y saneamiento de justicia, caiga quien caiga. Hacer eso es más idóneo y honesto que deambular de medio en medio con cara de yo no fui y pretendiendo lavarse las manos como Pilato.

Atentamente,
Lic. Teresa Gómez.