Hazaña política
Señor director:
David Collado ha venido desarrollándose en la política de una manera digna de analizar, por varios aspectos, alguno los cuales me gustaría compartir.
Cuando él (David) aceptó la candidatura a la alcaldía por el Distrito Nacional, muchos pensaron que no había forma que lograra, no solamente la victoria sino que pudiera siquiera estar dentro de los sondeos y encuestas.
Sin embargo, todo fue una sorpresa, porque no solamente caló en el gusto del votante del Distrito, sino que además fue posicionándose de manera ascendiente, lo que dio cabida a ideas encontradas, entre los que apostaban a que sí ganaba y los que no.
No hay dudas de que ese triunfo convierte al nuevo alcalde en un fenómeno político, sobre todo de una nueva generación, que es un factor también a tomar en cuenta, logrando el triunfo en menos de 45 días de proselitísmo para captar el voto de los adultos, jóvenes, hombres, mujeres y envejecientes.
Obviamente ese logro tiene varios factores, iniciando por el económico, pero también la decepción, el desencanto, el escarmiento, lo que debe llamar a preocupación, no a Roberto Salcedo, también a toda la clase política dominicana, de todos los colores.
Si un grupo poderoso estaba detrás de ese proyecto político, ¿quién estaba detrás de revertir el desencanto que había desde hace ya mucho tiempo hacia Salcedo? ¿Qué alto dirigente del PLD pidió al Comité Político hablar con su candidato para que atienda más a las bases, que dejara la arrogancia, la prepotencia y hasta el propio golf? .
La desconexión de Roberto con la militancia del partido lo llevó a la derrota, lo que evidentemente muchos compañeros, tanto de arriba como de abajo, le van a pedir cuentas de su absurdo accionar ante los y las demás.
Lo que sucedió en la Capital con la alcaldía, no es más que un rechazo a un estilo y forma de un individuo que no valoró esos catorce años que le pusieron en sus manos para resolver los principales problemas que aquejan a este pedazo de territorio.
A última hora, el alcalde Salcedo faltó al país con la celebración de los alfabetizados, la construcción de una casa de animales, en un lugar residencial y sin pedir consenso a la comunidad en la Avenida José Contreras, donde hasta insultos a una periodista embarazada hubo.
Pero siendo justo con Roberto, debo recordar que fue tan dichoso que ni huelgas le hicieron en esos catorce años. Otra hazaña que también debo citar en este escrito.
Atentamente,
Robinson R. Gálvez Lay