Danilo y Leonel
Señor director:
Fuera de toda politiquería partidista nada justifica el antagonismo que exhiben Leonel y Danilo, comportamiento que consume la ciudadanía sin que las partes en conflicto guarden siquiera la apariencia, con lo cual maltratan la población que los promueve como los dos líderes del Partido de la Liberación Dominicana. Raya en lo irracional que el actual presidente de la República y Leonel que lo fue por 12 años y es el presidente de esa magna organización, se comporten como dos muchachos malcriados, de esos que no se les presentan a los amigos porque da vergüenza hacerlo.
Si ellos son los dos reconocidos líderes del partido, como dicen muchos peledeistas, en sus hombros recae la obligación de propiciar la solución de los conflictos que se presenten en dicha organización. Leonel Fernández, más que Danilo Medina, tiene la obligación de provocar diálogos y acuerdos en su condición de presidente del partido del que ambos son hijos legítimos y se autodesignan discípulos del Prof. Juan Bosch.
Por sus funciones pasadas y presentes Leonel arrastra liderazgo y autoridad, y Danilo, lleno de ambición de gobernar, tiene la condición de haber sido y ser todavía presidente de esta nación, y eso lo obliga a promover diálogos y acuerdos que propicien una convivencia disciplinaria entre sus compañeros peledeistas, y avalar con el ejemplo, que tiene las condiciones para ostentar el cargo, en democracia y en valores, con énfasis en responsabilidad, honestidad, equidad, justicia y transparencia.
Si tantos peledeistas los promueven como líderes, y ellos se consideran como tales, además de aparentarlo deben serlo, con vehemencia pero con seriedad. De lo contrario, no son líderes de nadie, y sus seguidores debieran suplantarlos por otros líderes anónimos del mismo PLD, con tanto potencial como para superarlos a los dos.
Deben ponerse de acuerdo, no por ellos, sino por sus seguidores y los espectadores de la conducta de todos los aspirantes a dirigir esta República. Que se reúnan, en un dialogo franco y sincero con o sin mediadores, y vomiten la toxicidad que haya en sus cabezas. Que renueven sus relaciones y vayan de brazos al Comité Político y al Central, a recibir la confianza y los aplausos perdidos de sus naturales aliados que son los propios peledeistas. Que no abusen más de la tolerancia de sus conciudadanos/as.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez