Lucía y Danilo.-

Señor director:

Ciertamente que Lucía y Danilo Medina son hermanos, pero a quien eligió la población como presidente de la República fue a Danilo Medina, y como vice, a Margarita Cedeño, que están certificados por la Junta Central Electoral-tramposa- de Roberto Rosario. La Constitución dominicana no prevé privilegios para los consanguíneos del presidente de la República. Siendo así, el buen juicio debiera aconsejar a la familia del ciudadano presidente a actuar con comedimiento en todas sus acciones, incluidos buenos frenos en las manos y en la boca. Un reciente discurso de Lucía Medina no se basó en derecho sino en soberbia y en poder usurpado, con cuyo contenido arengó a los empleados públicos a promover la reelección a pesar de estar vedada por la Constitución.

Fue un discurso burdo, ilegitimo, desafiante y nada conciliador de quien dice ser los ojos del presidente Medina, y que como diputada debe representar a sus votantes con respeto, justicia, ecuanimidad, equidad y sin discriminación. El empleo no es un favor sino un derecho. Ese discurso riñe con la ley de Administración Pública. Dijo Lucía que los seguidores suyo y de su hermano, todos/as están en reelección, pero le faltó decir que el objetivo no es el bienestar del país, sino su propio bienestar y el de sus grupos, y para lograrlo no importa si hay que quemar la Constitución del país y los principios del Prof. Juan Bosch.

Ellos no creen ni respetan la Carta Magna. Primero que todo está su postulado de, dinero contra vergüenza y mantenerse en el poder, pésele a quien le pese, aunque haya que pulverizar la nación entera, pues son maestros enseñando lecciones negativas, dañando la conducta de un segmento importante de la población involucrada en delincuencia, pillaje, extorsión, mentira, soborno y engaño en general.

Los afanes reeleccionistas son peligrosos para esta nación, pues de entrada, queda amenazada la democracia. Su aparente disposición a inmolarse por este país es un engaño más. Todos los que han modificado o intentado modificar la Constitución para candidatearse a la presidencia de la República lo hacen por angurria personal, política, y de grupos. Y ahora peor que antes, pues tenemos los peores legisladores de las últimas cinco décadas, con los peores actos de conducta individual y colectiva, salvo la excepción de un grupo que actúa conforme la Constitución, las leyes, los reglamentos internos de sendos hemiciclos y su conducta personal.

Atentamente,
Lic. Santiago Martínez