Opinión

Catalejo

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Anulfo Mateo Pérez

Hegemonía y elecciones

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La cuestión electoral siempre ha dividido a las izquierdas dominicanas, quienes deben actuar unidas para avanzar y apuntalar posiciones que las conduzcan al poder político, al control del Estado, para realizar los cambios económicos, sociales y políticos a favor de las mayorías, vale decir, de los trabajadores.

Decía Antonio Gramsci, fundador del PC italiano, que “no puede constituirse un partido político basándose exclusivamente en el abstencionismo electoral. Es necesario un estrecho contacto con las masas”.

Es ilusorio pensar que a través de las elecciones las izquierdas van a conquistar el poder mediante reformas paulatinas, sin un cambio sustantivo de la estructura político-militar del Estado de carácter burgués.

Pero es un error político abstenerse en el proceso electoral, partiendo de la conceptualización anterior, y sería igualmente ilusa y voluntarista, ya que en las elecciones no se disputa el poder.

Debe entenderse que la vía electoral, en un “momento no revolucionario”, es el escenario coyuntural donde las izquierdas para avanzar le arrancan a la burguesía los pequeños espacios burocráticos estatales.

Y no se disputa el poder en ese plano, porque la estructura militar es una institución histórica de la burguesía, que posee una doctrina de la clase dominante, alejada de la interacción política con el pueblo.

Así, el poder coercitivo de esa institución conservadora se usará contra cualquier movimiento político que ponga en peligro los intereses de la clase que controla el Estado, en este caso, de la burguesía y aliados.

De manera que las izquierdas mediante la participación electoral deben proponerse modificar la correlación de fuerzas a su favor, en lo que se refiere a la dirección “intelectual y moral” de las mayorías.

El Nacional

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